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Advertencias:
Keigo x Touya |Au sin quirks | Mención de abuso sexual | Maltrato físico y psicológico| Adicción a las drogas | Omegaverse|Prostitución

Cuando crees que todo está perdido, llegará alguien a salvarte de las horribles garras del mundo.


La vida en Japón no es fácil para ningún omega que andara suelto por ahí, en especial para aquellos que se prostituían para conseguir algo de dinero y poder sobrevivir un día más.

Keigo era uno de ellos.

Un joven omega era parte de ese cruel mundo, la única diferencia, es que ya no era obligado a hacerlo como sus demás "compañeros". Y aunque múltiples Alphas querían atraparlo para ponerlo en sus negocios, él siempre conseguía escapar.

El frío le calaba hasta los huesos, el cuerpo le dolía y algunas lágrimas amenazaban con salir, no cualquier omega aguantaba a más de 3 clientes en una noche; sin embargo, Keigo estuvo con 7 Alphas seguidos ese día, ¿cómo carajos podía seguir de p...

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El frío le calaba hasta los huesos, el cuerpo le dolía y algunas lágrimas amenazaban con salir, no cualquier omega aguantaba a más de 3 clientes en una noche; sin embargo, Keigo estuvo con 7 Alphas seguidos ese día, ¿cómo carajos podía seguir de pie? Seguramente era esa cocaína inhalada hace 5 minutos la que lo hacía ignorar el dolor.

En la misma acera que él, un alpha caminaba en su dirección. Keigo lo miró de reojo y rápidamente optó por una posición más delicada, dejando de tensar los músculos y arreglándose el cabello. Tal y como supuso, el alpha se detuvo frente a él con un par de billetes en la mano.

─ Oye, tú ─ le mostró los billetes con más detenimiento, su mirada aburrida indicaba que no esperaba mucho. ─ ¿Qué me haces con esto?

Para cualquier otro omega, lo que traía no le alcanzaba más allá de un faje o una mamada, pues tenían tarifas. ¿Tarifas? Keigo no las conocía, solo aceptaba el dinero que le ponían enfrente y se iba con ellos. Mientras le alcanzara para un pan, todo estaba bien.

─ Hago lo que quieras por una hora.

Una hora era demasiado para tan poco dinero.

El Alpha se sorprendió ante su respuesta, y es que carajo, valía totalmente la pena no cenar ese día. Se dió media vuelta e hizo un ademán para que lo siguiera, Keigo acató la orden, comenzando a caminar detrás de él.

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Entró en el departamento, siempre detrás del Alpha y con la cabeza agachada; aquel fue hacia la cocina para servirse algo de alcohol, le ofreció al blondo, pero este se negó incluso antes de que pudiera terminar su oración.

─ Soy Dabi ─ dijo, después de darle un trago a la botella.

(Qué extraño) ─ pensó Keigo.

Ningún Alpha nunca se molestaba en decirle su nombre, siempre iban al grano, follar.

Dabi creyó que esa era la parte en donde el Omega le diría su nombre, pero no pasó. Aclaró su garganta y se acercó a él, no muy seguro de lo que tenía que hacer. Claro que había follado antes, incontables veces, pero nunca pagó por eso, siempre era colarse a fiestas, cortejar a omegas bonitos y llevárselos a otro lugar para acostarse con ellos.

Por primera vez en todo el camino, Keigo alzó la cabeza, un poco más de lo que normalmente lo haría, pues ahora que notaba, solo llegaba al pecho del Alpha.

Ninguno dijo nada.

Dabi colocó sus manos suavemente en la cintura del omega, atrayéndolo hacia él para poder besarlo, el blondo correspondió, poniendo sus manos en le pecho ajeno. Caminó en su contra, guiándolo hasta la habitación, en donde lo recostó suavemente.

Besó y lamió su cuello, disfrutando los jadeos que salían de la linda boca del omega debajo suyo, sus manos pronto se pasearon por el abdomen del rubio, bajando hasta sus piernas, acariciándole.

Media hora después, Keigo estaba vistiéndose, dándole la espalda al alpha que descansaba sobre su cama. Se giró un poco en su dirección, esperando a que le pagara.
Dabi lo miró unos segundos, antes de estirar su mano hasta el buró y darle el dinero.

─ Tienes unos ojos bonitos ─ Dijo Dabi, rompiendo el silencio.

─ . . . Gracias ─ Keigo se levantó de la cama y caminó hasta la puerta de la habitación.

─ Gracias a tí, fue divertido. Oh, no olvides ponerle seguro a la puerta cuando te vayas.

Dabi se dió media vuelta en la cama, dispuesto a dormir y Keigo salió del cálido departamento, volviendo al frío del exterior.

Caminó un rato hasta llegar a un horrible callejón, en donde entró. Miró a los lados, en los contenedores de basura y cuando se aseguró de que no había nadie, buscó su cama; unos pedazos de cartones colocados cuidadosamente en el suelo, con un par de prendas suyas haciendo de almohada, y una cobija sucia y desgastada que encontró hace una semana en la basura. Se recostó, mirando al cielo.

─ Buenas noches, papá.

Todo el llanto que había estado reprimiendo durante horas, por fin salió.

Lloró hasta sucumbir al sueño.

Drogado De Amor [Dabihawks Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora