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Robar se volvió una necesidad en el momento en que el dinero comenzó a desaparecer de sus bolsillos. ¿Por qué todo era tan jodidamente caro de la nada? Oh, no, no era eso, era solo Keigo que aceptaba cualquier insignificante cifra que se le pusiera enfrente.
Omegas de la misma acera le tenían lástima, porque claro, ellos pertenecían a alfas grandes, tenían techo y comida, tarifas, ropa preciosa y cara... Sabían poner sus límites con alfas urgidos de sexo, pero Keigo no.

¡Uhg, al carajo esos pensamientos! Arruinan el delicioso sabor de la hermosa y crujiente pierna de pollo que robó hace tan solo 8 minutos. Ja, alfa estúpido, debió poner más atención a su plato antes que a la omega que lo acompañaba.

─ ¡Pfft! Seguro que quedó en ridículo ─ y justo cuando pensaba que su vida no podía ser más horrible, un llanto a poca distancia de él, llamó su atención.

Un niño.

Cómo los odiaba.

Giró la cabeza en dirección de donde provenía el llanto y mientras arqueaba una ceja, trataba de examinar el por qué tanto escándalo del menor.

─ Shh... ¿Por qué lloras?

No hubo respuesta, solo sollozos que iban desapareciendo con-forme el pequeño miraba más al rubio y lo que había en sus manos.
Una deliciosa pieza de pollo no se ve todos los días para muchos. Keigo regresó la mirada a su comida y luego al niño.

Al menos alguien más iba a comer hoy.

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Jefe estúpido, si pudiera, lo habría matado ya. ¿Qué se cree tratándolo de esa maldita forma? Si no necesitara el estúpido trabajo, lo habría castrado desde hace mucho.
Ahg, al parecer el cigarro ya no calmaba tanto su estrés como la primera vez.

...

Él conocía esos ojos, también el pelo... La cara... Bueno, era obvio cuando te lo habías follado la noche anterior, duh.

─ ¡Oye, chico de ojos bonitos!

Por naturaleza, volteas ante un llamado, aunque no estés seguro de si te hablan a tí, ¿qué más daba la vergüenza de que le hablaran a otro? Nadie se daría cuenta, pero ese no era el caso. En cuanto se giró, ahí estaba el mismo tipo de ayer, coincidencias, supone... ¿Querrá otra vez sus servicios?

─ Eh... Hola ─ saludó cuando aquel se acercó.

─ Hola ─ carajo, se acercó y lo saludó como si se conocieran más allá de una noche, ¿ahora qué debía decir? ─ ...

El rubio ladeó la cabeza, confundido.

─ ¿Quieres divertirte otra vez? ─ propone con naturalidad, la noche anterior fue rudo, pero se aseguró de que él también lo disfrutara, entonces, ¿por qué se veía indeciso ahora?

─ Seh, ¿por qué no? ─ no tenía un objetivo en sí cuando le habló, pero no podía negarse a un omega tan lindo.

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De todos los alfas con los que había estado anteriormente, este era distinto, se aseguraba de que también lo estuviera disfrutando, le preguntaba si podía ir más rápido, hacerlo más duro, etcétera, aunque ya se le había aclarado que podía hacer lo que quisiera. Y ahora se encontraba a su lado, fumando un cigarro mientras le contaba el día de mierda que tuvo en su trabajo.

─ Te lo digo en serio, nos trata como si fuéramos sus malditos esclavos, me gustaría poder darle un buen golpe en su asquerosa cara ─

─ Debe ser horrible tener que verlo todos los días ─ comentó el rubio con timidez.

─ De solo mirarlo te dan náuseas, creo que nadie le ha dicho en toda su vida que es horrible ─ Dabi exhaló el humo por la nariz. ─ ¿Quieres? No te ofrecí.

─ No, gracias ─

Al fin salió de las sábanas, extrañamente en un cómodo silencio y se dispuso a vestirse para poder marcharse.

─ ... Lo siento, creo que te retuve mucho tiempo contándote algo que ni siquiera te ha de importar ─ rió Dabi amargamente, la soledad lo está afectando demasiado.

─ Me parece interesante en lo que trabajas, es una lástima el trato que les dan ─ dijo el rubio.

─ . . . ─ Dabi guardó silencio, preguntándose si en verdad le interesó un poco lo que dijo o solo fue por mera lástima.

Bueno, ya daba igual.

No volvería a ver a ese chico de ojos bonitos.

Drogado De Amor [Dabihawks Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora