IV

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Hicimos el amor, esta noche.

Eres muy apasionado y me gusta tu aspecto.

Sólo estoy interesado en tu apariencia y figura, en la forma en que me haces sentir. Soy romántico y solo quiero ser feliz.

Dije que era un hijo pródigo.

Dijiste que no, tus ojos son tan brillantes como las canicas con las que jugaba cuando era niño, hay algo en tu sonrisa que hace que inconscientemente la mire y quiera extender mi mano y estrangularte. Dijiste que soy tu amante, te miré a los ojos y vi lo cariñosos y empañados que estaban. Perdido te dije que si, que soy tu amante, que solo cuando era el momento de follar contigo lo era.

Me encantó la forma en que tu rostro palideció, la forma en que tu corazón se rompió. Lo que no te dije fue que en mi corazón se había abierto silenciosamente una grieta y que sólo un dolor como el tuyo podía hacerme sentir maliciosamente feliz y satisfecho.

Lo que no te dije fue que esta grieta nunca se podrá llenar, que solo codicio tiernamente tu carne, que desearía mucho arrancar esos brillantes ojos tuyos y convertirlos en un adorno para mi para de anillos, tambien quiero que tu sangre sea el color más brillante de mi paleta. Pienso que, en este momento, tu cuerpo debería ser finamente picado y puesto en un plato de comida china junto con tus dientes a un lado como decoración para mi.

Oh tus labios a la vez tan suaves y flexibles, que hablan dulces palabras de amor y pasión hechizantes, me son imposibles no besarlos. Pienso que la escena de mi devorando esos suaves labios de un bocado para guardarlos en mi estómago debería verse bastante hermosa, la brillante sangre roja salpicando tus mejillas blancas asi como tu mirada deben estar llenas de pánico, incredulidad, angustia y desesperación. De lo contrario, seré infeliz.

Te pintaré en mi cuadro, y lo embelleceré con tu sangre, te sacaré los ojos y con ellos haré un par de anillos para que los lleves en el dedo anular izquierdo. Oh este es tu deseo, cuando incline mi cabeza para besar innumerables veces tus párpados, me susurraste al oído que querías llevar un anillo conmigo.

Para satisfacerte.

Te lamí los párpados y te dije que sí, después de todo tienes dos glóbulos oculares, que son mas que suficientes.

Llevo un anillo para describir tu apariencia. A menudo exageras en decir que mis manos son tan hermosas, como las de un pintor, lo cual me recuerda al año en que me fui de casa, cuando tuve que llevarme conmigo mis tablas y pinturas recién compradas y el poco dinero que me quedaba para irme lejos.

Mi madre que estaba en la cocina cocinando para mi, me regañaba llamándome idiota.

Recordé la hermosa canica que ella me había lanzado a la cara.

¿No siempre me preguntas por qué tengo esta cicatriz en el ojo, porque esa cosa se estrelló contra mis ojos?

Recordando aquel dolor, realmente no deberías haber hecho esta pregunta.

Pero no te culpo.

Estás dispuesto a ser mi hermoso cuadro y mi presa, lo cual me hace muy feliz! Sin embargo ¿por que me mientes? Ya que tu me mentiste, yo también tuve que mentirte. Así que dije que sí, que soy tu amante!

Eres una persona extraña.

¿Por qué estás tan contento si te he mentido tanto?

Eres una persona extraña.

Te dejé decir tus últimas palabras, pero ¿por qué sigues mintiéndome?

Eres una persona extraña.

Solo usaste tres palabras para engañarme.

Hicimos el amor, esta noche.

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