cap. 1

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—usted acepta a este hombre como esposo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

—acepto...
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No hacía mucho tiempo que había terminado los estudios, y había conseguido un pequeño trabajo en un Café, no era la gran cosa, pero al menos ganaba algo de dinero para "mantenerme", desde pequeña tenía la ilusión de tener mi propio apartamento y ser independiente, pero vivía con mi padre, un rico empresario a cargo de una importante compañía de autos lujosos, y como se imaginarán, estábamos nadando en dinero, muchos piensan que ese tipo de vida es algo envidiable, por lo menos en mi caso no lo es, ¿saben lo difícil que es levantarse todos los días, y no poder hacer lo que quieras?, mi padre siempre ha supervisado cada pequeño movimiento que hago en el día, todo le molestaba, según él, una "chica rica" no podía vestir de forma provocativa, pero tampoco con cosas tan largas, y mucho menos con ropa de mal aspecto o mala calidad.

Las sirvientas de la casa eran igual, hacían todo lo que su señor les ordenaba, por lo menos a ellas si les podía hacer frente y prohibirles cosas.

Si se están pensando que tener un padre sobreproctector no es tan malo, están en lo cierto, no es TAN malo, pero de vez en cuando si...

por favor Emma, no cruces las piernas en la mesa y siéntate derecho, pareces un camello...

lentes de contacto? ¿para qué?, cualquier chica envidiaría ese color azul de tus ojos, dios, ¿por qué me diste una hija tan boba?

por qué aceptaste ese trabajo tan horrendo?, por favor, deja de tomar decisiones tan estúpidas, Emma, gente como nosotros no trabajamos en Cafés sirviendo bebidas a vagabundos

un día de estos te haré un test psicológico con nuestro médico, esas tonterías que dices cuando hablas me atormentan...

¿Ya captaron?, el señor Rodrigo no es el típico padre buena honda que ama a su hija, no, él no es así, prioriza y ama más su negocio por sobre todas las cosas, veinticuatro siete está hablando de él, y de su compañía "amiga", si, justo al frente de nuestro Centro se encuentra el de los Zinder, es exactamente lo mismo que nuestra empresa, venta y creación de vehículos Zinder, al principio ambos locales eran rivales, pero poco a poco papá logró convencer al dueño de compartir ideas y diseños para ayudar a ambos a crecer.

Un día en particular, mientras comíamos, papá mencionó que el negocio no estaba dando tantos frutos como antes, estaba perdiendo dinero y tampoco ganaba, tendría que comenzar a despedir empleados injustamente, pero de repente, sus ojos se iluminaron y una idea le vino a la mente.

Una mañana, cuando desperté, me había dejado sobre mi mesa de noche una nota y dinero al lado.

toma esto y ve a la peluquería de la esquina, por favor, hazte algo decente en esa cabeza, arréglate lo mejor posible, y compra el mejor vestido que encuentres, esta noche saldremos a una reunión importante y quiero que estemos presentables, así que no me falles, te estaré esperando fuera”

Levanté una ceja confundida ante aquella pequeña carta, ¿"reunión importante"? ¿por qué me llevará con él?, era raro, pero lo obedecí y salí de la casa, ni siquiera me había interesado donde se encontraba mi padre en ese momento.

Me había retocado un poco el flequillo y aquellas iluminaciones rubias en mi cabello, le pedí a la estilista que me cubriera mis pecas con algo de base, pero esta se negó, decía que me veía hermosa, y que sin ellas todo el trabajo perdería la belleza. Eligió un vestido rojo corto, dejaba mis hombros fuera, luciendo algunas pecas en ellos, acomodó la tela debajo de mis rodillas y me peinó, le pedí que solo pintase mis pestañas y labios, no era muy fan del maquillaje a pesar de los 22 años que tenía.

Cuando salí, justo al frente de mí se encontraba el auto negro de mi padre, abrió la puerta trasera y me senté a su lado.

—te retocaste las iluminaciones?—preguntó

—si, ¿no te gusta?

—la verdad no, prefiero el color café natural, ¿por qué no te maquillaste?

—no me gusta, solo me pinté un poco los labios y las pestañas—dije mirando mi teléfono

Mi papá lo miró levantando una ceja—no es muy viejo ese Iphone?

—un poco, ¿por qué?

—cuando pueda te compraré otro

—no importa papá, me gusta este

—como quieras...—tocó el cristal que nos separaba del chófer—avancemos

Mientras el auto avanzaba, la duda surgía en mi mente y no se iba, así que decidí aprovechar el incómodo silencio para preguntar.

—ehmm, oye, papá...

—hmm?

—a dónde vamos?

—no preguntes, espera a llegar

—entiendo...

Odiaba mucho la forma en la que me miraba y hablaba, no parecíamos familia en lo absoluto, a veces me gustaría iniciar un tema de conversación con él, pero no puedo.

Después de una hora, nuestro auto paró frente a una especie de restaurante lujoso, ¿mi padre me trajo a comer?, no lo creo. Al entrar, caminamos junto con un camarero hasta el fondo del lugar, ahí, nos encontramos con dos hombres, uno era anciano, mucho mayor que mi papá, y el otro era mucho más joven, al parecer de mi misma edad.

—buenos días, Enrique—dijo mi padre estrechando su mano con aquel hombre canoso

Este mismo sonrió—Rodrigo, un gusto verte—el hombre de al lado se paró y papá también estrechó su mano—este es mi hijo, Evan

—un gusto joven

—lo mismo digo, mi padre me ha hablado mucho de usted y de su compañía

—me alegra, entonces ya debes saber por donde va esto, ¿verdad?

La sonrisa de aquel pelinegro desapareció por una fracción de segundos, pero luego asintió.

—esta es mi hija, Emma

Ambos hombres tomaron mi mano, para luego besarla.

—un gusto...—dije encogiéndome de hombros

Pude ver más detalladamente a Evan, era un hombre muy alto y fuerte de piel pálida, yo me veía pequeña parada a su lado, su mirada era oscura y sin ningún rastro de brillo, es como si estuviese enojado y aquella sonrisa fuera solo una forma de disimular su ira.

Después de unos minutos hablando, descubrí que aquel hombre, Enrique, era el señor Zinder, dueño de nuestra compañía vecina.

—bueno, Rodrigo, ya sabes que estoy en las últimas, así que al menos antes de morir, me gustaría asistir a la boda de mi hijo y tener asegurado que mi empresa seguirá creciendo

¿morir? ¿boda?

Pude escuchar como Evan resoplaba profundamente, al parecer algo le estaba molestando. Yo ya no sabía a donde mirar, el ambiente no era de mi agrado, era abrumador.

—bueno, no te preocupes amigo mío, te aseguro que todo marchará al pie de la letra, tal y como lo acordamos—dijo mi padre

Este mismo tomó mi mano, y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

—qué te parece hija?

—qué?—pregunté

—no estás feliz por tu casamiento?


EVANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora