cap. 5

0 0 0
                                    

Me desperté al sentir algo caliente en mi rostro. Abrí lentamente mis ojos, y lo primero que vi fue a Evan dormido, parecía un bebé. No puedo creer que se verdad lo hicimos anoche...Me levanté lentamente y aparté el pesado brazo del pelinegro que rodeaba mi cintura, pero cuando intenté levantarme un enorme dolor me invadió, todo mi cuerpo temblaba desesperadamente, y ni hablar de mis piernas, dios, eso fue horrible, pero de alguna forma...se sintió bien.

Poco a poco me fui parando de la cama tratando de no hacer ruido para no despertarlo. Entré en el baño, tomé una bata y me la puse, me heché un poco de agua en la cara y me quedé mirando el espejo.

—haa...—suspiré mientras me secaba—cómo demonios pasó esto...?

—pues pasó—dijo una voz masculina a mis espaldas

Me voltee rápidamente del susto y ahí, parado en la puerta se encontraba Evan, envuelto en toalla.

—d-desde cuándo...?

—hace mucho, vi como te ibas de mi lado

—es que...quería lavarme

—quieres que...lo haga yo?—preguntó mientras se acercaba y me acorralaba en el labado

Me incliné hacia atrás y evité el contacto visual—n-no es necesario, ya lo hice...

—es una pena—tomó mi mentón—realmente tenía ganas de tocarte, otra vez, jeje...—rió burlón

Mis mejillas ardieron y me puse nerviosa—calla, ya lo hicimos una vez...

—y?

—y eso es todo...

—ah si? ¿qué te hace pensar en eso?

—somos un matrimonio falso, Evan, no vamos a tener sexo otra vez

—déjame decirte algo...—se aceró mucho más—es falso, si, pero recuerda algo, el marido es el que manda, eso significa que puedo cogerte donde y cuando yo quiera

—pero-

—aún no has entendido, Emma?—en unos segundos tomó mis muslos y me sentó en el muro, colando su cuerpo entre mis piernas

Abrí mis ojos como platos y lo golpee en los hombros algo enojada, ni siquiera sentada llegaba a su altura.

—qué demonios estás haciendo, Evan?!—traté de bajarme pero su cuerpo me lo impedía

—quiero que te graves algo en es cabezita tuya—puso la punta de su dedo en mi frente—no importa cual frustrada estés o cuantas cagas tengas de uir, hazlo si quieres, pero lo único que te esperará es un castigo, ahora estamos comprometidos a estar juntos por siempre, así que más te vale obedecerme en todo lo que diga, porque no soy un hombre con mucha paciencia

Realmente estaba asustada en ese momento, era demasiado alto, y con aquella tenebrosa mirada...no podía hablarle, era imposible, además, era cierto, el marido tiene todo el derecho del mundo de tomar a su mujer cuando le plazca, no puedo opinar sobre nada, solo debo quedarme callada y obedecerlo, pero algo si es seguro, yo nunca quise esto, ni siquiera me acordaba de la existencia de Evan.

—además, ¿cómo vas a desperdiciar la oportunidad de estar con alguien como yo?—presumió

—con un viejo?—bromee también

—perdón? estás ante un joven de veintisiete querida, no me ofendas...—se alejó de mí y salió del cuarto para tomar algo de ropa—ven, Emmy, cámbiate, nos vamos en una hora

—no me digas Emmy, mi nombre es Emma

—es un apodo lindo, te llamaré así a partir de ahora

—no lo hagas, por favor

EVANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora