Capítulo 1

13 1 0
                                    


Cada mañana se convertía en un pesar para el pelirrubio que debía afrontar un nuevo día, la enfermedad estaba avanzando y no sabe cuánto tiempo más podrá seguir aguantando.
Nunca le hizo daño a nadie, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitaba; pero al parecer eso no era suficiente, pudo encontrar a su pareja destinada, pero lo que no pudo lograr es que lo amara. El pelirrubio se repetía cada día de que no era suficiente para su alfa, que debía cambiar y es que; desde que se presentó como Omega y supo quién era su destinado, no solo recibió en primer lugar su rechazo y odio, sino también que un día aquel alfa le dio una lista de cosas que su pareja consideraba que debía cambiar para que por lo menos lo aceptara. 

El Omega viendo esto como una oportunidad, se esmeraba en cumplir dichas peticiones, no solo porque era su alfa el que lo pedía, sino porque antes de saber que eran destinados, el pelirrubio ya tenía un cierto enamoramiento por su compañero de juegos y aventuras. 

Uno de los puntos de la lista era que debía ser delgado y siempre sumiso; y claro que Jimin lo cumpliría. Han pasado tres años desde su presentación y desde que aquel alfa le dio la dichosa lista, la cual estaba siguiendo al pie de la letra para contentar a su alfa. 

Pero... de que bastaba dietas estrictas, horas y horas de ejercicio; si cuando el alfa aprovechaba el defecto del Omega de decirle que "No" cuando este quería tener relaciones , este pronunciaba el nombre de otra Omega haciendo que el pequeño corazón de Jimin doliera por aquel rechazo. Su alfa pronunciaba con excitación el nombre de aquella persona que no solo era conocimiento de todos de que era la pareja de aquel alfa, sino que era su hermana mayor; aquella persona que siempre confío y que sin pensarlo dos veces decidió meterse con su destinado. 

Jimin ya no podía seguir viviendo de esa forma, pero que pasa cuando el amor que uno siente hacia una persona es tan grande que hace que uno pierda su identidad. El pelirrubio siempre estuvo enfocado de ser el omega "perfecto" que su alfa quiso, logrando que el nunca tuviera algún deseo propio, algo que el realmente quisiera hacer. 

Pensaba que más desgracias no podían pasarle, pero esa mañana de primavera  se da cuenta que cuando empezó a toser de su  boca salió un hermoso pétalo rosa claro, era tan delicado igualando a un pétalo de una flor de cerezo. 

Jimin se quedó admirando ese pequeño pétalo y empezaron a brotar lágrimas de sus hermosos ojos, sabiendo que estaba sufriendo aquella terrible enfermedad y que se negaba a aceptar, ya que el que se libere un pétalo ya es signo de que estaba creciendo flores en su interior y que llegaría un punto en que aquellas delicadas flores lo ahogarían hasta su muerte. 

Sabía que ese sería su fin y aunque quisiera cambiarlo, ya no podía; ya que hace una semana su alfa había enviado las invitaciones para la fiesta de compromiso. Su alfa nunca cambiará ese odio junto con el rechazo a su persona, solo un milagro podría permitirle ser feliz al menos unos meses más.  

Qué más podía hacer; era un martirio seguir viendo como aquellas personas que amaba iban a casarse, cuando sabe muy bien que su hermana no ama al alfa y solo quiere el dinero de la familia Jeon, y pues en el caso de su pareja, no sabe por qué lo rechaza, nunca le dio motivos, pero nunca tuvo la oportunidad de hacer dicha pregunta, ni cuando tenían aquellos encuentros donde el alfa abusaba de él y por más que el Omega lo ame, no le daba el derecho de poseer su cuerpo cuando le dé la gana. 

Lagrimas silenciosas recorrían su hermoso rostro, sabía que moriría pero quiere más tiempo, no por él, sino por la vida que lleva en su vientre; aquella que se formó cuando un día ambos celos coincidieron y se entregaron el uno al otro con pasión, pero no eran ellos, era su segundo género el que estaba tomando el mando en ambos. 

Jimin, no había querido decirle; porque sabiendo que además del rechazo que sufre de parte de su alfa, podría negar a su hijo y tildarlo de "puto", una idea muy descabellada para el que conociera al pelirrubio.

El timbre de su departamento sonó, se levantó y se dirigió a la puerta para ver quién tocaba; era nada más y nada menos que su mejor amigo Kim Seok Jin, quien al ver su rostro con aquel semblante lo abrazó haciendo que el corazón de Jimin por fin liberara aquella presión que sentía y botara todo lo que tenía en forma de un llanto doloroso. Jin lo cargó y llevó a su cama para luego dirigirse a su cocina y prepararle una deliciosa comida que al menos pudiera levantarle algo los ánimos.

Al terminar de preparar y dirigirse a aquella habitación, despertó a Jimin y este al hacerlo tosió un poco haciendo que uno de los pétalos se depositara en su mano. Jimin al ver a Jin en shock, pudo ver algo más que sorpresa en su mirada, sino tristeza y odio hacia aquella persona causante del dolor del pelirrubio.

- Jimin... tú no, por favor - sollozaba Jin, sabiendo cual era el destino de su mejor amigo.
- Jin, discúlpame por no poder estar hasta viejitos juntos. Pero, no hay nada que se pueda hacer. Es mi triste destino. - dijo el pelirrubio con una pequeña sonrisa, un gesto que no gustaba a Jin, porque no era el momento de sonreír sino de buscar soluciones para la condición de su amigo. 

- Jimin, buscaremos la forma de que vivas; no permitiré que sufras. Preguntaré a médicos, científicos, lo que sea para salvarte - Jimin veía que su amigo no se rendiría, pero sabe que no hay cura o bueno no una que él sepa. 

- Jin, sabes que no hay cura, así que .... 
- ¡JIMIN NO QUIERO ESTAR SOLO DE NUEVO!
- gritó Jin con lágrimas en los ojos, no quería volver a estar solo. El pelirrubio era su única familia, no podía verlo morir; no quiere tener ese escenario presente de nuevo. 

- Jin... no estarás solo, yo... - con nerviosismo se paró de la cama, se puso frente a Jin y agarró sus manos para dirigirlas a su vientre. - Aquí hay alguien que en unos meses te dirá tío Jin y sé que serás uno de los mejores tíos del mundo. 

Jin rompió en llanto y se arrodilló abrazando al pelirrubio y reposando su cabeza suavemente en el vientre de su mejor amigo. 

- Jin, escúchame bien... daré todo de mí hasta el día que este pequeño angelito nazca, pero en caso de que la enfermedad me lleve justo ese día, prométeme que lo cuidarás y que jamás le cuentes sobre su padre, no quiero que le tenga rencor, solo te pido eso, sí? - dijo Jimin con aquella voz suave, mientras masajeaba delicadamente aquellos cabellos rosas de su mejor amigo. 
- Lo prometo, Jimin. Estaré contigo hasta el final, aunque ese camino sea corto. - siguieron abrazados un rato y luego comieron de aquella deliciosa comida que solo su mejor amigo era capaz de hacer. 

Jimin sabía que moriría, pero quería que estos últimos meses sean los más dichosos. Jin no se rendiría en buscar alguna cura o tratamiento, haría lo imposible y puede que si consiga algo...

Mientras tanto, Jungkook vivía con el arrepentimiento de rechazar a su destinado; acababa de enterarse de lo que su prometida hizo para que él terminara odiando su omega, un error que le costará caro, no solo porque se dio cuenta de sus actos hacia el pelirrubio, sino porque estaba a punto de condenarlo y a la vida que lleva en su vientre.

Pero... que pasó para que Jungkook llegara al punto de odiar a su destinado.



Buenas tardes hermosos lectores, aquí les dejo el primer capítulo. 
Espero les guste y sigan esperando por más contenido en esta hermosa cuenta.
Hasta aquí Honney, besos. 

💕🍯🐝🌻💕


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 06, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

🌸 ꜰʟᴏʀᴇꜱ ᴅᴇʟ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ 🌸- ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora