Observo una foto en la que aparecemos los dos. Ella se ve muy feliz, abrazándome, sonriéndole a la cámara.
Luego giro la cabeza y veo su cadáver en el suelo. La sangre sigue manando de su cráneo. Pienso que dejó de amarme, y que en cierto modo, eso me vuelve culpable de lo que acaba de pasar.
Me acerco a ella y gimiendo de tristeza, me acuesto al lado suyo.Después de un rato, los vecinos derrumban la puerta, me hacen a un lado, y señalan el revólver en la mano del cadáver.
Y mientras todo esto pasa,
yo solo puedo ladrar
y mover la cola asustado.