Nobody

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Dios mío, estoy tan solo

Así que abro la ventana

Para escuchar sonidos de la gente

Venus, planeta del amor

Fue destruido por el calentamiento global

¿Su gente también quería demasiado también?

¿Su gente quería demasiado?

-Mitski, Nobody

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Katsuki miro su ventana, hacia mucho que aquello no le consolaba, si era exacto... Desde que había perdido la audición.

Miro el enorme camión que se estacionada frente a su casa, al parecer era una mudanza, ¿Nuevos vecinos? Le dolía la cabeza de solo pensarlo. Iría a ver a su madre, seguro ella sabía algo.

Bajo por las escaleras con cuidado, mirando atento a su alrededor,  nunca podría saber si su madre le llamaba por detrás así que debía cubrir absolutamente todo con su vista, no quería hacerla sentir mal.

Después de todo era la única persona que no lo hacía sentir tan solo.

Entonces ella lo vio con sorpresa una vez cruzo el umbral hacia la sala.

¿Te pasa algo?

Ugh, el lenguaje de señas que tanto odiaba. No tenía más remedio que usarlo con su madre, ella quería ver un progreso o eso suponía.

Hay un camión en la casa de enfrente. Me da curiosidad.

Mitsuki sonrió, así que su hijo seguía con esa vieja manía.

Creo que hay nuevos vecinos,  si a eso te refieres. Aunque... no se, no he salido a ver ¿Porque no vas y me dices de que te enteras?

Mierda, ese era el botón que Bakugo no quería activar en su mamá, no tuvo más opción que asentir sin ganas.

—¡Yuppi! A explorar como si tuviera 5 jodidos años.

Fue ignorado epicamente por su madre.

—Si, ve y diviértete, trata de ser paciente, recuerda que ellos no saben de tu discapacidad.

Asintió y se dispuso a salir de la casa.

Una vez fuera, se acercó al camión, desde lejos parecía que llevaban pocas cosas. Era extraño.

Se quedo ensimismado observando como ingresaban los muebles y las cosas dentro de la casa. Pero no podia descifrar quien era el dueño.

"Si, los libros van arriba" "No, no, eso va abajo"

Podía leer de los labios de algunos trabajadores cuando se detenían a conversar. Tan aburrido.

Suspiro. Lo mejor era irse de ahí...

Si, juraría que eso iba a hacer hasta que vio caer un libro de una de las cajas. La curiosidad no era mala, de hecho, sólo se acercaría a recogerlo y entregarlo ¿Verdad? Si, eso, no hacia nada malo... A no ser que ignorará el hecho de que NO ERA SU LIBRO y que justamente lo había comenzado a ojear y a ver algo extrañado.

Le parecía curioso, estaba lleno de puntos, las hojas parecían haber sido picadas por algo, eran también un poco más gruesas ¿Serían opalina? Paso sus dedos por encima de una de las hojas, sin duda la textura le parecía extraña. Pero, ahora solo estaba más curioso, ¿Era algún código?

Tenía tantas preguntas y dudas...

Que se disiparon cuando alguien tocó su hombro por detrás,  mierda, había olvidado vigilar a su alrededor.  Se giro, ciertamente tenía miedo de que lo golpearan por estar esculcando cosas ajenas, pero solo pudo ver la sonrisa de una señora mayor, aunque no tan vieja, parecía de la edad de su madre.

—Perdón, se cayó esto.

Se excuso antes de que ella le dijese algo malo, si, eso funcionaria, sería amable. Aunque para oídos de la pobre aquello había resonado como un grito.

—Ya veo, yo...-entonces mi hijo-... ¿...visto?.... Inko.

Y Mierda bakugo estaba jodido no había podido leer sus labios con claridad, la señora hablaba muy rápido. Debía ser franco.

Yo, soy sordo. ¿Podría hablar más lento?—Dijo.

Y pudo ver ese sentimiento en la cara de la señora nuevamente,  siempre era lo mismo, culpa y luego lastima. Mierda.

Perdóname, solo preguntaba si no haz visto a mi hijo, nos acabamos de mudar, yo soy Inko.

—Oh, no, no. Solo quería entregar esto. Adiós.

Bakugo extendió el libro y una vez la mujer lo tomó se fue huyendo de ahí. Definitivamente, trataría de no volver a explorar. Ella le había hablado normal y había podido leer sus labios, algo que hacía mucho la gente no respetaba que para el era más cómodo de esa forma.

Subió a su habitación  evitando a su mamá  y esperando que no le preguntase nada. Se dispuso a mirar nuevamente por su ventana, necesitaba saber si aquella señora había encontrado a su hijo.

Su sorpresa fue grande al ver al chico nuevo de su grupo. ¿Qué acaso lo perseguía o algo así? Suspiró frustrado.

Definitivamente esperaba poder evitar al pequeño chico pecoso a como de lugar, no dejaría que sus problemas lo siguieran a casa.


Izuku por otra parte sonrió aliviado al escuchar la voz de su madre mientras con su bastón trataba de evitar chocar o caerse con algo. Juraría que había escuchado una voz conocida,  más específicamente la de ese compañero gruñón pero supuso que lo había imaginado.  Ya podría preguntarle con calma la próxima vez.

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⏰ Última actualización: Apr 23 ⏰

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