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Enid recorría los pasillos de la alborotadora escuela, dónde varios jóvenes peleaban y charlaban de trivialidades entre ellos. Su objetivo solo era abrir su casillero, aunque fue interrumpido cuando dos chicos hombres lobos se acercaron a ella, mirándola burlonamente.

—Con que aquí tenemos a la tardía de Sinclair. —Un chico se apoyó de la puerta del casillero de Enid, mirándola como una escoria.

La rubia solo se limito a fruncir sus labios ante las palabras del chico más alto que ella, ¿Qué hacia aquí o que? Siempre solían molestarla, parecía que no tenían nada mejor que hacer con sus vidas.

—Mejor vete de aquí y cómete el trasero de tu novia. —Dijo con un claro filo en la voz la licántropa, acomodando sus libros dentro del casillero.

El chico solo chasqueo y con molestia tiró de los libros del casillero de Enid, mirándola fijamente con un claro disgusto.

El sonido de libros cayéndose contra el suelo resonó en el pasillo.

Enid frunció y fulminó con la mirada al chico. Se agachó y cuando quiso tomar los libros una agua fría cayó en su cabello, empapando una parte de los libros y su ropa.

—¿¡Qué te pasa!?—Enid se levantó molesta, empujando al chico que había mojado su cabello con la botella de agua que traía en manos.

Tal parece que a ninguno les gustó la actitud de Enid, porque empezaron a empujar y a atormentar a la pobre chica, y bueno, eran dos contra uno, Enid no tenía alguna buena oportunidad. Solo se armó un alboroto por el pasillo ocasionando que varios se acercaran a ver y a la vez, a grabar.

Esa mañana, Enid fue a detención. Pero al fin y al cabo, nada pareció terminar bien para ambos; para los agresores ni para Enid.

Y cuando salió, fue a pie a su casa que estaba cercas del bosque. Un poco deprimida y también molesta por esos chicos. Siempre cuando veían oportunidad la molestaban solo por ser "tardia" o sea, no enlobar aún con 16 años.

¿A ellos que les importa si enloba o no?

Si, aunque le da completamente igual lo que piensen esos par de idiotas, no quita el hecho que se sienta frustrada por esperar cada luna llena y simplemente no pasa. Mirar como su madre la mira con una clara decepción en sus ojos. En cuanto su padre, mirarla con tristeza y comprensión.

¿Por qué no les puede causar alguna emoción que no sea decepción o tristeza?

Cabizbaja entró a su pequeño hogar que compartía junto a sus 3 hermanos, madre y padre. Cuando alzó su mirada hacia la cocina que tenía enfrente suyo sus ojos se abrieron con tristeza.

Su padre solo estaba quieto con una maleta en manos con una mirada arrepentida.

¿Por qué?

Sus padres solían pelear mucho, pero eso no significaba que su padre se iría algún día de su lado, ¿Verdad?

—Papá, ¿A dónde vas?—Pregunto Enid con una clara preocupación, mirando el rostro triste de su padre.

El solo bajo la mirada y se hizo pequeño. 

—Cachorra, necesito irme.

Los ojos de Enid se abrieron a la par y seguido se mordió los labios, bajando su mirada tristemente.

—¿Donde?—Volvió a preguntar, sonando desesperada.

Su padre solo suspiro y sus ojos se cristalizaron, sin saber bien que decir.

—Iré contigo ahora mismo, cuando y donde sea papá. —Enid se aferró con fuerza al cuerpo de su padre, evitando que diera un paso más hacia la puerta. Enterró todo su rostro en su pecho y cerró sus ojos con fuerza, no queriendo que se fuera.

Black Death - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora