Dictadura Sombría

12.

Omega

Al robot se le acabarían las balas y empezaría a recargar mientras empieza a avanzar hacia Amy para dejarla inconciente

-TU LO QUISISTE ASI

El robot se seguiría acercando hacia Amy mientras  uno de sus brazos volvió a la normalidad y el otro recargaba las balas

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Amy

Sentí que las balas dejaban de venir, múltiples rasguños ardían en mi piel

-(Realmente doleran después)

-¡Tu lo quisiste así!- venia hacia ella, se apoyo del puente, el cual crujio por el peso de ambos.

El robot recargaba, no tenía mucho tiempo para pensar, algo tenía que haber algo.

Quizá si lo había... -Espero esto no termine mal- se dijo a si misma en voz baja, el martillo fuertemente apretado en sus manos, golpeó el puente con todas las fuerzas que le quedaban, una grieta se formó en el. Aún no acaba, corrió hacia Omega saltando directamente hacia el.

La grieta cedió, se desmoronaba y ambos caían a la fuerte corriente -No dejaré que escapes- Decía sujetándose con fuerza, con los dientes apretados

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Omega

Al ver que la eriza estaba sujetandolo y la corriente se los llevaba el no podría hacer nada ya que el agua empezaría a dañar sus circuitos lentamente

El intentaba quitarla para poder salir de la corriente pero los fallos no lo dejaban moverse como de costumbre

-No escaparas!! -Gritaba Amy solo para que lueho fuera sorprendida  al escuchar un poco de aire moviendose a fuerza y de repente algo la pateo muy fuerte logrando sacarla de la corriente y lastimandola

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Rouge

— ¡Amy, linda! A que no me esperabas, ¿no es así?

Amy no perdía tiempo, tomo impulso y con su martillo en mano volvió a atacar.

— ¡Basta! — Rouge lanzó una patada al martillo haciendo que la contraria lo soltara y antes que pudiera invocar otro comenzó a propinarle varios golpes. — ¿Creías tener todo bajo control... tú sola? — No la dejaba reaccionar, lanzaba golpes rápido y certeros, Amy yacía tendida en el suelo. — Ow, de verdad lo creías.

Rouge sonreía victoriosa, se puso de cuclillas frente a su adversaria y la agarró del fleco.

— Para la próxima considera traer alguien que cuide tu espalda, porque ahora nadie puede salvarte. — dijo y empujó a la eriza al río, esperando que la corriente se la llevara.

Al terminar con lo suyo la murciélaga fue a chequear a su compañero robótico que, a pesar de las múltiples fallas en sus circuitos fue capaz de salir de la corriente.

— Caíste en una trampa improvisada, sabes que debes evitar el agua. — tomó un suspiro profundo y activó su intercomunicador. — Surge, Omega tiene fallas así que nos retiramos. Mandaré refuerzos.