—¡Y el idiota de Lo'ak me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió... —bufo Neteyam, cruzándose de brazos. Ao'nung rio.
—Seguro Lo'ak tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina. —articuló Ao'nung, con la vista fija en la carretera.
—Lo'ak siempre me miente... pero lo amo... es mi mejor amigo y hermano... —empezó a balbucear el pelinegro, soltando pequeñas risas.— Pero Nung... no te pongas celoso. Yo también te amo a ti.
Ao'nung no dijo nada, pues su verguenza no le dejaba.
—Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Nung. —le recordó Neteyam, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes.
Ante aquella mirada de cachorro, Ao'nung simplemente no pudo negarse.
—También te amo, Neteyam. —murmuró, sonriendo, ruborizado.
Neteyam se calló en ese momento y los que siguieron después y Ao'nung lo agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Neteyam en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.
Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Ao'nung, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Rotxo, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sus padres le habían pedido que volviese a casa, pero Ao'nung prefirió vivir con su hermano en Río de Janeiro y, después de conocer personas tan fantásticas como las que eran sus nuevos amigos, no se arrepentía de su decisión.
Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Neteyam y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto el menor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.
Ao'nung le siguió rápidamente, posicionándose a su lado.
—¡Amargada bruja! —gritó Neteyam, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.
—Neteyam, Kiri no se encuentra aquí, esta es mi casa. —le hizo saber Ao'nung, parándose frente a Neteyam, quien le miró con el ceño fruncido.
—¿Por qué me trajiste a tu casa, Nung? — preguntó Neteyam, enarcando una ceja.
—No tenías donde dormir. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermano no pasará aquí la noche, además, a él no le molestará. —le explicó Ao'nung, esperando que Neteyam le entendiese.
Ese sonrió.
—Si querías que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa... —Neteyam hipó.— Yo hubiese venido... si era contigo... sin importar nada.
Ao'nung sintió calientes sus orejas.
—No, Neteyam... yo... y-yo...
Neteyam abrazó a Ao'nung, acercando en demasía su rostro al del mayor.
—Silencio, Nung. Despertarás a Kiri... —susurró Neteyam, mirando fijamente a los labios de Ao'nung, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Neteyam lo besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si Neteyam lo besa? ¿Apartarlo? ¿Y si se sentía rechazado?
Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, pues Neteyam le besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Ao'nung tuvo que respirar más de tres veces, contando hasta diez.
Ao'nung caminó hasta el y lo apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirarlo con una sonrisa boba y abrazarlo por la espalda, trepándose en su cuerpo como un pequeño koala.
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Falofilia [AonuNete]
Fanfic"Donde diecisiete centímetros no son suficientes" -Los personajes no me pertenecen, son de James Cameron. -Relación Chico x Chico, si no te gusta no leerlo. -Esto es una adaptación, la obra original es de @Thebunnyshiteu -Contenido explícito. -Adver...