La alarma de mi teléfono hizo que me despertara de un respingo. La apagué rápidamente y me acurruqué nuevamente entre mis sábanas.
La luz del día invadió mi habitación, lo que hizo que quiera cerrar mis ojos con fuerza para tener solo oscuridad y seguir descansando.
Justo cuando estaba por cerrar mis ojos, escuché como la puerta de la habitación se abrió de golpe. Por el sonido de los pasos, sabía que era mi madre. Sonreí mientras me descubría mi cara, lo que hizo que mi sonrisa se esfumara al instante en cuanto vi que no era mi madre de quien se trataba.
Una figura negra, de un hombre, se estaba acercando a mí lentamente y yo, no pude moverme. No pude hacer nada. No pude gritar para pedir ayuda. Mientras más se acercaba, más rápido me latía el corazón.
¿Por qué no puedo verlo?
No entendía que era lo que estaba pasando.
Mierda.
¿Qué hago?
Se está acercando cada vez más.
Apenas podía mover los dedos de mis manos.
Era como si mi cuerpo estuviese aferrado a la cama.
La figura negra ya estaba lo suficientemente cerca como para susurrarme al oído y decir:
"Volví por venganza, Harriet".
—¡AAAAAAAAHH!— pegué el grito más fuerte de mi vida. Suficientemente fuerte como para que todo el vecindario se levante.
Me incorporé sobre mi cama, exaltada, tratando de asimilar que era lo que acababa de ocurrir. Me llevé una mano al pecho, intentando calmar los latidos de mi corazón.
Mi respiración estaba descontrolada. Tanto que creí que si no respiraba correctamente lo antes posible, moriría.
¿Qué mierda había sido eso?
¿Qué clase de sueño había sido ese?
O quizás era una parálisis del sueño.
No. Imposible.
Me froté el rostro con ambas manos y me quedé mirando a la ventana, pensativa.
Aún era de noche. Miré mi reloj y eran las 3:45 AM. Probablemente había levantado a medio vecindario. No cabía duda. La luz de la luna entraba por mi ventana e iluminaba toda la habitación.
Decidí levantarme silenciosamente para chequear que mi madre no se haya levantado.
Solía tener el sueño muy profundo, y más cuando era luego de trabajar horas extra. Así que de puntillas, caminé hacia su habitación, maldiciendo cada vez que el suelo de manera crujía.
Me acerqué a la puerta de su habitación que estaba entreabierta y paseé mis ojos por el pequeño espacio. Todo estaba oscuro, lo que me dio a entender que mamá no se había levantado. Pero me pareció raro que no haya detectado ninguna clase de movimientos.
Por impulso, abrí la puerta de par en par y lo que vi me dejó aterrada.
Muchos esperarían algún escenario atroz por el hecho de que me haya dejado aterrada. Pero no era le caso. Lo que pasó era que... mamá no estaba.
No era común de parte de mi madre no estar en la casa un domingo en la madrugada. Y menos sin avisarme.
Me acerqué a la cama al notar un pequeño papelito.
Un pequeño e insignificante papelito que decía algo aterrador.
"Mamá se fue".
¿Qué...?
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No confíes en nadie ©
Misterio / SuspensoHarriet buscaba respuestas. Harriet buscaba al culpable de los asesinatos ocurridos en Terre Haute. Harriet buscaba la razón por la cual su padre la abandonó a ella y a su madre. Pero ella no buscaría sola. Con la ayuda de su nuevo y misterioso...