II

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Otra llamada de aquel número entró a su celular y Julián sin dudarlo le dio a colgar, no importaba cuando insistiera, Julián no iba a contestar ni aunque su edificio se cayera.
Desde que había terminado el Mundial y su "relación" con su ex-compañero y ex-mejor amigo, Enzo, este no dejaba de molestarle. Habían pasado ya dos años desde su ruptura y el azabache se negaba a soltarlo, cosa que solo hería más al castaño.

Ambos argentinos llevaban dos años de "feliz relación", o eso creía Julián, ya que todo se había ido a la mierda cuando se había enterado de que la pequeña Olivia, aquella niña que el menor decía de era su sobrina, realmente era su hija.

Julián jamás se había puesto tan furioso como el día en que se enteró que le habían puesto el cuerno toda su relación, hasta que se enteró que el había sido el cuerno y todo su mundo se derrumbó. Nunca se sintió tan mierda como ese día.

Y aún en la cabeza del mayor seguía vivo hasta el más mínimo detalle de aquel día.


Habían ganado, no lo podían creer

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Habían ganado, no lo podían creer. Todos los aficionados argentinos y la selección estallaron en gritos de emoción y celebración. Argentina era campeón del mundo.
Todo el equipo comenzó a abrazarse y llorar y sus familiares y amigos comenzaron a bajar a la cancha para celebrar con ellos.

Julián comenzó a buscar a Enzo con la mirada para ir y abrazarlo, no podía contenerse, pero al ir en su dirección este solo lo ignoró y se fue camino a las gradas, donde estaba bajando Olivia con una chica, quién rápidamente asumió que era Valentina, su madre. Julián decidio dejarlo e ir con su familia a celebrar y festejar, aun no cabía en su cabeza que habían ganado.

Lo que restó de la noche ambos jóvenes casi no se hablaron, disfrutando del triunfo y festejando, pero no todo dura para siempre y tristemente para Julián su felicidad se acabó cuando todos volvieron a sus ciudades, el azabache le había pedido un momento a solas para conversar, en la cabeza de Julián no dejaban de hacerse escenarios en los que Enzo le decía que estaba listo para que lo que tenían saliera a la luz, pero estaba bastante alejado de la realidad.

—Dale, ¿de qué querés hablar? —Enzo miró intensamente a Julián, buscando las palabras correctas para terminar con aquella que jamás llegaron a formalizar.

—Julián, vos sabes que te quiero mucho, sos el mejor amigo que tengo, pero... —Julián no lo dejó terminar, rápidamente le tapó la boca y negó, negándose rotundamente a lo que se avecinaba.

—Pará Enzo, ya se por donde pinta la cosa y no me gustá eso. —Enzo quitó la mano del castaño y suspiro, tal parecía que por las buenas no se iba a resolver la cosa.

—Julián, la mierda que se suponía que teníamos ya no podé ser. Fue algo platónico nada más, no se porque te enganchás a eso. —el cordobés sintió como su corazón se fue quebrando poco a poco y las lágrimas comenzaban a amenazar con salir de sus ojos.

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