Oliver

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Durante muchos años, fui conocido como el pirata más poderoso de todos los mares, me
llamaban la capucha blanca, el amante del mar negro, o incluso me consideraban el rey de
los piratas, pero, jamás quise ser eso, jamás me llamo la atención la piratería, de hecho,
siempre quise tener mi propio restaurante, me encantaba cocinar, era muy bueno para eso,
pero me convertí en pirata por una cosa, y es absurdo, pero es cierto, me convertí en pirata
por amor, me enamore de una creatura tan hermosa pero tan mortal como un kraken.
Empecemos por el principio y conozcas mi origen, el origen de mi destino como un pirata.
Año (1660) mis padres inmigraron desde Francia a una isla en el mar caribe, en busca de
una mejor vida, mi padre era un pescador y mi madre era una excelente cocinera, su sueño
era montar una taberna donde sirvieran mariscos y demás delicias culinarias, la isla donde
iban a cumplir ese sueño, era la isla pirata conocida como BORBON, una isla cerca de las
costas de nueva granada, un lugar que ni los imperios ingleses ni los españoles se atrevían a
enviar a sus hombres, porque sabían que serían derrotados por los piratas que custodiaban
esas aguas.
Dos años después de que mis padres se establecieran en la isla de Borbón, yo nací, los
malditos no dejaban de fornicar cada noche, era normal que yo saliera de tanto calor, en fin,
mis padres no esperaban un bebé y aun no tenían dinero suficiente para montar su taberna,
pero, ellos eran buenas personas y solo me aceptaron, me dieron amor y me criaron con los
pocos recursos que ellos tenían en los bolsillos, ellos me dieron el nombre de Oliver Pié,
hijo de André e Irina Pié, simples inmigrantes franceses.
En ese entonces, yo solo era un niño pobre y débil que apenas comía, pero eso nunca me
importó, mis padres luchaban por sobrevivir como todos en la isla, cuándo cumplí mis diez
años, mi padre me dio de regalo una linda espada de madera que el mismo talló, para que
yo jugara a los piratas, a mi padre no le importaba si a mí me gustaran los piratas o no, pero
a mi madre, por otra parte.
— ¡no jugaras a los piratas! — me golpea mi madre en la cara cuando me vio jugar.
— Irina, para, solo es una espada de madera. — entra mi padre a detener a mi madre
por golpearme.
— ¿acaso te volviste loco? los piratas son asesinos y ladrones, no toleraré que mi hijo
se convierta en un criminal, en un monstruo, ellos no son un ejemplo para Oliver. — afirma
mi madre al romper mi espada de madera en dos.
— Irina, por favor, solo es un niño…
Mi padre intenta calmar a mi madre, mientras que yo, solo pude mirar con tristeza la espada
con la cual jugaba a ser un pirata; cuando tomé las dos partes de esa espada, me molesté
con mi madre y enojado, salí de mi casa y corrí a la playa para llorar.
— Oliver!
— ¡Espera!
Mis padres me siguen y tratan de alcanzarme para que regrese, no tenía idea porque estaba
tan enojado con mi madre, solo me sentía molesto, quería irme, alejarme y llorar como un
niño normal, desde niño sentía especial atracción por el mar, era algo que no podía explicar,
cuando me sentía triste, solo jugaba con las olas que tocaban la arena de la playa, eso era lo
único que hacía que se me olvidara la tristeza, pero…
— Oliver, no es seguro que salgas en la noche. — me grita mi padre.
Mientras corría por la playa, de repente, pude ver algo horrible y cuando lo vi con mis dos
ojos, me di cuenta que mi madre tenía razón.
Cuando miré al mar, pude ver con mis ojos, dos barcos, uno era pirata y el otro era un
simple barco carguero, el barco pirata disparaba y atacaba al barco carguero y aunque era
cierto que no podía ver la pelea con completa claridad, si se podía escuchar los gritos de la
tripulación del barco carguero quienes estaban siendo asesinados por los piratas.
Yo me detuve, me sentía asustado de escuchar esos gritos y solo miré a esos dos buques y
le pregunté a mi padre porque se escuchaban los gritos de agonía.
— Papá… ¿Qué son esos gritos? — le dije a mi padre estando confundido y asustado.
Mi padre me cubre los ojos, aunque no se podía ver bien a cuanta gente se estaba siendo
asesinada, si se podía ver aquellos cadáveres que caían en el mar; Mi padre no me dijo nada
en ese momento, solo quería protegerme de esa horrible matanza, pero, mi madre no dudo
en decirme la verdad.
— Esos son piratas Oliver, son personas, que matan, roban, mienten por sus intereses,
esos, son los piratas…
Mi madre me abraza y me carga de regreso, fui muy inocente, al crecer en una isla donde
vienen y van piratas te acostumbras a ellos, sé que yo era un niño, pero, en serio me sentí
muy asustado, porque lo que yo creía que era algo bueno y normal, solo resultó ser algo
malo, donde la gente mala, hace cosas malas, al ver esa matanza no volví a jugar a los
piratas y solo me enfoqué en otras cosas, en ser un gran cocinero y trabajar con mis padres
en nuestro restaurante.
Seis años después, yo ya me había convertido en todo un pescador, solo me la pasaba
pescando con mi padre y cocinando con mi madre, gracias a eso, logramos vender pescado
y almuerzos, y con el dinero que se ahorró por más de cinco años, al fin, mi familia pudo
montar su pequeña taberna.
No era nada lujoso, pero, era un sueño cumplido, la taberna de “PIE” una taberna donde
puedes beber y comer, con la única diferencia de que era la única taberna del pueblo donde
se hacían pasteles deliciosos, por muy rudos o malos que eran los clientes, ninguno de ellos se podía resistir a los pasteles, tartas o Pies que mi madre y yo cocinábamos, la reputación
de la taberna crecía como un buen lugar donde podías emborracharte y comer pastel, los
clientes nos amaban y solo algunos piratas amaban los pasteles de mi madre, pero, solo dije
algunos.
Una noche mientras yo estaba sirviendo unos tarros de cerveza a algunos de los clientes, un
grupo de piratas ebrios entran armados con espadas y pistolas, ellos, querían comer gratis.
— ¡Oigan! ¿Quién atiende en este lugar? — se pregunta uno de los piratas al disparar su
arma a nuestro techo.
Mi padre no dudo en responder.
— Soy yo… ¿Qué se les ofrece?
Los piratas espantan a los comensales de la mesa del fondo y toman ese lugar, poniendo sus
pies sucios sobre la mesa y ordenando lo que querían para cenar.
— Tráenos tarros llenos de cerveza, la mejor que tengas, un cerdo asado con fruta y Pie
de mora como postre, dicen que son muy buenos.
Mi padre aun no sabía cuáles eran sus intenciones.
— Claro, serán, 5 doblones de bronce… — cobra mi padre tímidamente mientras todos
guardábamos silencio.
Los piratas le apuntan con sus pistolas a mi padre y le advierten de que no les cobrara.
— Creo que no lo entiendes pescador, tenemos hambre y sed, no ganas de darles dinero,
ahora tráenos lo que pedimos o está será la última noche en la que podrás estar de pie. — le
dicen antes de disparar una vez más al techo.
- Malditos... susurré.
Tenía rabia, mucha rabia, yo ya sabía muy bien qué tipo de piratas habitaban los mares,
algunos eran tan asquerosos y molestos como ratas enfermas y otros eran como insectos,
que debían ser eliminados, el ver a mi padre ser molestado por ese grupo de piratas, solo
hacía que mi cuerpo se entumeciera de la rabia, pero, mi padre, por suerte, fue sabio y solo
les dio la comida para que así se largaran más pronto.
— Muy bien, les traeré su pedido en 30 minutos, mi hijo les servirá sus tragos mientras
esperan. — responde papá de forma sumisa y mirando al suelo.
— Así me gusta pescador, espero que no tardes mucho, tenemos mucha hambre…
HAHAHAHA

se podía resistir a los pasteles, tartas o Pies que mi madre y yo cocinábamos, la reputación
de la taberna crecía como un buen lugar donde podías emborracharte y comer pastel, los
clientes nos amaban y solo algunos piratas amaban los pasteles de mi madre, pero, solo dije
algunos.
Una noche mientras yo estaba sirviendo unos tarros de cerveza a algunos de los clientes, un
grupo de piratas ebrios entran armados con espadas y pistolas, ellos, querían comer gratis.
— ¡Oigan! ¿Quién atiende en este lugar? — se pregunta uno de los piratas al disparar su
arma a nuestro techo.
Mi padre no dudo en responder.
— Soy yo… ¿Qué se les ofrece?
Los piratas espantan a los comensales de la mesa del fondo y toman ese lugar, poniendo sus
pies sucios sobre la mesa y ordenando lo que querían para cenar.
— Tráenos tarros llenos de cerveza, la mejor que tengas, un cerdo asado con fruta y Pie
de mora como postre, dicen que son muy buenos.
Mi padre aun no sabía cuáles eran sus intenciones.
— Claro, serán, 5 doblones de bronce… — cobra mi padre tímidamente mientras todos
guardábamos silencio.
Los piratas le apuntan con sus pistolas a mi padre y le advierten de que no les cobrara.
— Creo que no lo entiendes pescador, tenemos hambre y sed, no ganas de darles dinero,
ahora tráenos lo que pedimos o está será la última noche en la que podrás estar de pie. — le
dicen antes de disparar una vez más al techo.
- Malditos... susurré.
Tenía rabia, mucha rabia, yo ya sabía muy bien qué tipo de piratas habitaban los mares,
algunos eran tan asquerosos y molestos como ratas enfermas y otros eran como insectos,
que debían ser eliminados, el ver a mi padre ser molestado por ese grupo de piratas, solo
hacía que mi cuerpo se entumeciera de la rabia, pero, mi padre, por suerte, fue sabio y solo
les dio la comida para que así se largaran más pronto.
— Muy bien, les traeré su pedido en 30 minutos, mi hijo les servirá sus tragos mientras
esperan. — responde papá de forma sumisa y mirando al suelo.
— Así me gusta pescador, espero que no tardes mucho, tenemos mucha hambre…
HAHAHAHA

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⏰ Última actualización: Feb 08, 2023 ⏰

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