Capítulo 09: Oscuridad del destino.

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Dolía.

Todo su cuerpo dolía, su forma apenas podía mantenerse y recolectar maná se estaba volviendo cada vez más complicado. Pero todavía no moría, y Eruhaben no estaba nada feliz con ese hecho.

Habían pasado años desde que esos bastardos llegaron a destruir su guarida, años desde que recibió esa carta de Pendrick advirtiéndole sobre una organización secreta que estaba causando estragos por el continente.

Habían pasado años en los que no podía hacer nada. Su cuerpo estaba esperando la muerte natural, aunque el proceso se había alargado más de lo que hubiese preferido.

Las ramas del Árbol del Mundo se movieron, llamando a Eruhaben a acercarse. Suspirando, colocó su pata con garras en el tronco, evitando mirarse a sí mismo.

Su forma de Dragón Dorado era hermosa, claramente, pero ahora mismo solo era una prueba de su debilidad. Incapaz de mantener por mucho tiempo su forma élfica y atrapado en esta forma hasta que recolecte más maná o finalmente sucumba a las puertas de la muerte.

"Eruhaben, yo-"

Frunció el ceño ante la voz temblorosa del árbol.

"No puedo ver nada".

La mirada de Eruhaben tembló. Eso no podía ser posible, el Árbol del Mundo debería ser capaz de ver el futuro de todo. ¿Por qué de repente no podía ver?

"Intentaré descansar como solución temporal, mientras tanto, quisiera encargarte algo. Confío en que todavía tengas tiempo".

"¿Qué es?"

"Encuentra el fuego que carbonizó el sol".

¿Ah?

El Árbol del Mundo se fue a descansar como prometió, dejando a Eruhaben con dudas. El sol no podía referirse al Dios del Sol, ya que podía decir que el mundo divino no estaba involucrado con lo que sea que estaba sucediendo en el mundo actualmente.

La pequeña sacerdotisa Adite se acercó con una bolsa de considerable tamaño en sus manos.

"Eruhaben-nim, el Árbol del Mundo nos pidió que recolectáramos esto para ti".

Ella no esperó su respuesta, comenzó a colocar las cosas a su alrededor. Eruhaben se rio al sentir el suave arrullo del maná. Eran piedras mágicas de alto grado.

El Árbol del Mundo al menos había previsto esto. Seguramente estaba perdiendo su habilidad para ver desde hace un tiempo.

Eruhaben dio un suspiro de alivio cuando sintió el maná rodeándolo. Era como si una manta lo estuviera arropando, proveyéndole calidez y derramándose en sus venas como una canción de cuna. Era una sensación relajante.

Su forma élfica se sentía tan bien como recordaba, había estado atrapado por quién sabe cuánto tiempo en su forma de dragón, era como un bálsamo relajante volver a tener el poder de cambiar su forma a su antojo.

El maná se gastaría rápido, pero sería suficiente para encontrar este 'fuego' del que habló el Árbol del Mundo.

Después de despedirse de Adite, se teletransportó al único lugar que se le ocurrió.

Una habitación en el Palacio de la Alegría del Reino Roan.

Esta fue la ubicación de Pendrick cuando le envió un mensaje advirtiéndole sobre la organización secreta. Luego de eso, Eruhaben había estado escapando de esos bastardos cuando sintió el hechizo de protección que colocó sobre Pendrick desapareciendo.

El sol... ¿No le decían la familia bendecida por el sol a la Familia Crossman?

La persona que era el sol del reino actualmente era el hijo mayor de los Crossman. Cuando Eruhaben se escondió en la Aldea de los Elfos junto al Árbol del Mundo, ese chico todavía era Príncipe Heredero, pero posiblemente ya era un rey, ¿no es así?

Fuck our Problems || TCF-TBOAHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora