十一

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''𝒘𝒊𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒉𝒊𝒔 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒕𝒐 𝒌𝒆𝒆𝒑''

''𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒅𝒓𝒂́ 𝒔𝒖 𝒂𝒎𝒐𝒓''


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Un par de días habían pasado desde aquello, Ran había enviado cientos de mensajes a la chica y demás por intentar convencerla. ______ se había mantenido firme en su decisión pero tras mucha insistencia por parte de él, accedió a salir con él. 

Ran tenía que aprovechar, pues no sabía cuando Yume estaría de vuelta.


Con un pequeño soborno, el encargado del bar había aceptado hacer la vista gorda e ignorar que la chica de cabellos ____ era menor de edad. ______ estaba feliz, después de mucho tiempo saliendo con él, estaban teniendo una verdadera cita e incluso estaba conociendo a un par de sus amigos, su hermano también estaba ahí.



—Koko, prestame unos billetes.


—Púdrete, Sanzu, no financiaré tus drogas —el de cabellos blancos se negó antes de darle un trago a su bebida.


—¿Pueden no hablar de drogas? —murmuró con preocupación Rindou.


—Oye, ______, ¿cuántos años tienes?


—Trece.



El grupo entonces guardo silencio, Sanzu se esforzó en mostrarle una sonrisa luego de la mala mirada de Ran.



—¿Y cómo se conocieron? —Sanzu disimuló la burla en su sonrisa cuando dio un trago a su cerveza.


—Pues...


—¡Haitani Ran! —una voz femenina hizo palidecer al chico, esa voz.


—Yume —Ran de inmediato se puso de pie, abordando a la chica, interponiéndose en su camino para intentar evitar que viera a ______.


—Quítate —empujó al de cabellos morados para encarar a la chica—. Tú —pronunció con asco.



Ninguno fue capaz de reaccionar para cuando Yume había tomado el tarro de cerveza del de cicatrices y vaciado su contenido en la cabeza de ______, que, parpadeó sin poder creer lo que sucedía.



—Eres una maldita puta, ¿no te da vergüenza meterte con alguien que tiene novio? —escupió con odio.



Yume giró sobre sus talones y caminó con prisa, con intención de irse de ahí. 



—Mi amor —escuchó llamar a Ran, pero no, no fue a ella.



Vio a Ran salir correr tras ella y sintió su corazón romperse. 𝑳𝒂 𝒐𝒕𝒓𝒂 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓. En silencio y evitando su mirada, el grupo que acompañaba al Haitani salió unos segundos después. 

Pudo oír los murmullos a su alrededor y las miradas encima de ella, juzgándola. Cabizbaja salió del establecimiento intentando ignorar las risas que los del establecimiento soltaban. Por lo menos pagaron la cuenta.

Apestando a alcohol, subió a un taxi. 



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the other woman | ran haitaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora