¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los años habían pasado. La lluvia caía sobre Roppongi, por suerte, la chica traía consigo un paraguas. Hizo una mueca de disgusto cuando vio la fachada del lugar, pero, resignada, entró aún así. Un chico en la entrada le pidió su identificación, ella rió con amargura una vez le fue devuelta. Entró, hallándose con la gratificante sorpresa de que su amiga aún no había llegado.
Con aburrimiento caminó a pasos largos hasta la mesa mas cercana a la ventana. Veía las gotas de lluvia caer con rapidez y suspiró. Un chico se acercó a pedirle la orden, pidió una cerveza con una sonrisa amable, jugaba con sus dedos. Por la ventana entonces los vió y casi escupe la cerveza que guardaba en su boca. Los mismísimos hermanos Haitani. Desvió la mirada rápidamente, esperando no haber sido demasiada obvia para la gente dentro del bar al menos.
La campanilla del lugar resonó y ella se encogió en su lugar, literalmente. Alzó un poco la mirada y su temor se hizo realidad, ambos ahora estaban dentro, a unos metros de ella, aunque intentó dejar de mirar a Ran, lo dejó de hacer cuando la mirada de Rindou se clavó en ella. La chica abrió los ojos enormemente y se movió en el asiento, alejándose tanto como fue posible del pasillo, casi tocando la gran ventana del lugar.
—____-chan —una voz familiar le llamó, haciéndola congelarse en su lugar.
—Rin-kun —fingió sorpresa mientras forzaba una sonrisa—. ¡Hola!
—Que gusto verte, de verdad —el hombre le sonrió.
—Lo mismo digo —le devolvió el gesto—. Te ves...
—¿Viejo? —rio, ella se le unió.
—No, no iba a decir eso —negó divertida.
—Claro —cruzó sus brazos.
—____-chan —su amiga por fin hizo su aparición, respirando entrecortadamente—. Perdón por la demora.
—Ah, yo mejor me voy. Les invitaré una ronda de cervezas, ¿bien? Cuídate, pequeña —Rindou se despidió con una sonrisa.
