LA NIÑERA DEL DIABLO

Capítulo 1.3 - Pesadillas Lúcidas

Sentí como cada parte de mi cuerpo se adormecía. No pude ni abrir la boca para gritar. En ese instante lo supe. "Andrew finalmente se había defendido". Un disparo sucedió al otro, y otro tras otro. Por el sonido de gritos de ruego y desesperación, entendí que avanzaba en línea recta. Irónicamente el último salón era el suyo. Luego estaba la Administración, y finalmente la oficina del director.

─ "¡Mi padre!" ─ reaccioné.

Jalé la manija, pero al hacerlo fui empujada por dos chicas de tercero. Eran Lily y Sahara. Una venía arrastrando a la otra del hombro.

─ "¡Es Andrew!" "¡Es Andrew señorita Malcolm!" ─ chillaba Lily exasperada ─, ¡Está matando a todos! "¡Todos están muertos!"─ hiperventilaba entre palabras.

Temblorosa no soltaba la mano de su amiga. Noté que ambas las tenían cubiertas de sangre. Me arrodillé para revisar primero a Lily. Con los ojos muy abiertos inundados en lágrimas, no paraba de repetir las mismas palabras sin sentido <<No debimos hacerlo, no debimos ser malas con él, no lo hubiésemos humillado, le gustaban las aves, debimos ver las aves con él Sahara>>.

A parte del delirio en el que se encontraba, ella parecía estar bien físicamente. La sangre no era suya, era de su amiga.

Revisé el cuerpo de Sahara, no hallé ninguna herida. Se me hizo raro que no se moviera o se quejara. Pensé que quizás era por el shock. Al retirar los cabellos que cubrían su cara "La encontré". Con los ojos petrificados y la boca abierta horrorizada, justo en el entrecejo estaba la bala; aún seguía ahí, se había quedado atorada entre el cráneo y su cerebro.

La imagen de mi padre así pasó por mi mente. Dejé caer su cabeza al suelo. Me di la vuelta para irme, pero Lily me atrapó del brazo. Me suplicó que las ayudara, que no las dejara solas, o Andrew regresaría a matarlas. Ni siquiera se había dado cuenta que su amiga ya estaba muerta. Forcejeé con ella para que me soltara, pero se aferró a mi enterrándome las uñas en la piel. Sentí como me desgarraba al jalarme. "Tenía que ir con mi padre". sin importarme ya nada más, la empujé de una patada, aventándola fuertemente hacia los cubículos.

─ ¡Ya vete! ¡VETE! ─ me gritó.

De la nada comenzó a reír. Aterradoramente me miró fijo a los ojos, solo para decir: "Él también te va a amatar a ti".

Bajó la mirada y se arrastró hacia el cuerpo de su amiga, susurrándole "Debimos ver las aves con él Sahara". . . . . .

Un silencio abrumador se apoderó del lugar. No había más gritos o disparos. Temí lo peor. Abrí la puerta. Al salir todo lo que pude ver era la sangre que cubría el suelo del pasillo. Escuché a Judi gritar. Luego un disparo. Corrí como nunca, pues sabía que a Andrew solo le quedaba la oficina del director.

De camino, logré ver de reojo algunas aulas. Lily no mentía, todos estaban muertos; unos en sus salones, y otros que quizás intentaron escapar, en el pasillo. Yo los conocía a todos, sabía los nombres de cada uno. Algunos seguían siendo solo niños.

Desearía no saber por qué lo hiciste Andrew. Pero lo sabía. Sabía perfectamente por qué lo habías hecho. No pude evitar las lágrimas por culpa. "Quizás si yo hubiese hecho algo" pensé.

Llegué a la oficina.

Abrí la puerta. Vi a mi padre con las manos arriba, mientras Andrew le apuntaba a Jonathan en la cabeza.

Andrew me miró y sonrió.

─ ¡Veo que ya llegaste! ─ no paró de apuntarle a Jonathan ─. "Solo faltabas tú".

Disparó.......

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