𝕾𝖎𝖓𝖓𝖊𝖗

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Suspiró con pesadez, aparcando el auto fuera de su casa, mirando hacia el interior de esta

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Suspiró con pesadez, aparcando el auto fuera de su casa, mirando hacia el interior de esta. Estaba cansada, su espalda dolía y parecía que alguien le pegaba fuertemente con un martillo en la cabeza cada segundo, cada vez más fuerte.

¿Cómo había llegado su vida hasta ese punto dónde hasta la más mínima cosa la aburría? Ah, ya recordaba; fue cuando tuvo que dejar su sueño de lado para casarse con una mujer a la que apenas soportaba y seguir una carrera que odiaba para ocupar su puesto en la empresa de su padre, al que también detestaba.

Pero al menos había algo bueno, y aquella razón era la que justamente abría la puerta principal de su casa de par en par y corría a su encuentro.

—¡Mami! – escuchó. Una sonrisa automática, la única sonrisa real de aquel día, apareció en su rostro.

Salió de su auto y se agachó, abriendo los brazos apenas unos segundos antes de que el cuerpo de su pequeña hija se estrellara contra el suyo.

—¡RyuJinnie! – habló con voz ronca debido al largo tiempo que había permanecido en silencio. — ¿Qué eres? – preguntó, viendo las alas de mariposa en la espalda de su hija y la corona en su cabeza.

—Mamá dice que soy una princesa hada mariposa. – contestó la niña sonriendo radiante, con la lengua entre los dientes y arrugando su nariz.

—Entonces eres la princesa hada mariposa más hermosa que he visto en mi vida, cariño. – dijo, dejando un beso en la mejilla de su hija y comenzando a hacerle cosquillas. — Voy a comerte, grrr. – gruñó, metiendo su cabeza en el cuello de RyuJin. La niña empezó a revolcarse entre sus brazos mientras reía ruidosamente.

—ChaeYoung-ah, adentro, hace frío y RyuJin se acabó de curar de su gripe. – escuchó.

Levantó la mirada y vio a su esposa de pie en la puerta principal, con los brazos cruzados y mirándolas fijamente. Fue inevitable la sensación de desagrado que la invadió al hacer contacto visual, sin embargo, su hija estaba allí.

—Ya vamos, amor. – habló, sintiendo un ardor en su garganta al decir la última palabra. — Es hora de entrar al castillo, princesa. – RyuJin estaba aplastándole las mejillas sin cuidado alguno mientras reía con picardía. — ¡Oye!

La niña rió y en cuanto ChaeYoung la bajó, salió corriendo hacia la casa y entró en ella. Cerró la puerta de su auto y suspiró una vez más, tratando de armarse de paciencia para aparentar frente a su hija.

Al entrar en la casa, un sentimiento de pesadez inundó todo su cuerpo, sin embargo, sabía que este no se iría sino hasta que dejara su casa al día siguiente para ir a su trabajo. Miró a la sala, viendo a su hija sentada en medio de la alfombra con sus juguetes regados alrededor.

—Venga, RyuJin-ah, hay que ordenar. – habló. La niña hizo un puchero y elevó la cabeza, colocando los ojos de cachorrito que eran la debilidad de su madre.

𝖀𝖓𝖍𝖔𝖑𝖞✞︎ - ᶜʰᵃᵉⁿⁿⁱᵉ ᵍ¡ᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora