luna

3 2 0
                                    

Eche la cabeza hacia atrás, respirando con dificultad.

Volví a observar mi rodilla,  la cual sangraba debido a el horrible golpe que me había dado mientras huía.

Escuché pasos acercándose, dos voces pertenecientes a dos tipos uno de 23 años quizás,  y el otro se veía de treinta y tantos años.

Llevaban unas botas pesadas, que hacían crujir las hojas secas del bosque.

Uno de los dos tipos volteó a ver hacia mi dirección, dejé de respirar en ese instante, sentí su mirada encima de mi, pero, para mi maravillosa fortuna no me veía,  o bueno eso creo.

Después de unos segundos baje la mirada cuidadosamente hacia mi regazo.

Mierda

No me veía a mí, veía al maldito zorro que estaba recostado junto a mis piernas, aunque sólo asomaba su cabeza fuera del escondite, era fácil saber que era un zorro.

Intenté asustarlo, sin hacer mucho ruido verdad. El zorro solo me observaba, era de un tono rojizo y pupilas eras totalmente rojas, no era un zorro adulto y tampoco uno bebé, era un intermedio.

Sin mucho éxito, me rendí y deje que el zorro se quedará.

Los tipos que me perseguían ya se habían marchado.

Volteé a ver para todos los lados, pero ellos y se no estaban allí.

Me levante, o bueno intenté levantarme, sin embargo no tuve mucho éxito.

Vi al zorro, que me observaba fijamente.

De repente, en un cerrar y abrir de ojos, este se elevó hacia el cielo, dejando una capa de pequeñas partículas brillantes.

Ya no era un zorro, era un... ¿humano? 

Vestia con un traje totalmente negro, su cabello era de un tono pelirrojo, y tenía unas cuantas pecas, era muy alto y me sacaba dos cabezas de altura, sus pupilas era de un color rojo, también noté un tatuaje abajo de su oreja, tenia una cinta en la cual llevaba armas.

Me quedé petrificada.

Él se aclaró la garganta ruidosamente, como si estuviese incómodo.

Y Dios, era increíblemente atractivo.

- ¿Hola? - se acercó a mi en dos grandes pasos, quedando justo al frente de mi.

- T-tu eras u-un zorro - lo mire de arriba a abajo.

Una pequeña sonrisita cruzó sus labios haciendo que un extraño calor bajará por mi cuello hasta llegar a partes a las cuales no debería haber llegado.

¡QUÉ ME PASA!

- Así es - dijo mientras extendía su mano para ayudarme a levantarme.

La tomé con algo de desconfianza.

- ¿y como te llamas? bonita - preguntó el extraño.

Carajo.

Me llamó bonita.

Alerta de color tomate, alerta de color tomate.

- Syna, mi nombre es Syna - sonreí.

Y de repente bum.

Me lanzó algo azul y estaba en la época victoriana. 

Hacia las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora