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***Aclaración***

Este libro está totalmente protegido y patrocinado por la editorial Letra de Kmbio, cualquier copia o adaptación está totalmente prohibida.

Disponible en físico y en todas las plataformas digitales dentro de unos meses. Una vez publicado en estos formatos deja de estar disponible en Wattpad.

Dereth Watson:

Bajé de mi deportivo rojo y me posicioné frente a la puerta. La casa no estaba en buenas condiciones, tenía el portal sin pintar, con algunos rayones, eso sin mencionar la falta de higiene del suelo, donde había todo tipo de envolturas y colillas de cigarro. Di un suspiro de reprobación, llevé mis nudillos a la madera y concebí tres suaves toques, luego repetí la acción al no escuchar respuestas.

Al cabo de un rato, me disponía a marcharme, pero la puerta se abrió, dejándome ver una larga cabellera negra y unos ojos tristes.

—Buenos tardes Neena, vengo a hablar con tu madre. ¿Puedo pasar? —intervine jovial.

Ella se echó a un lado dejándome el camino libre. Entré dándome cuenta de que todo estaba organizado, lo cual nunca pensé después de ver la entrada. Miré detalladamente el lugar de manera disimulada y como no sabía por qué Neena estaba tan callada, decidí preguntar.

—¿No se encuentra tu madre? —se encogió de hombros.

—No sé, seguro no regresa hoy —le restó importancia dejándome confuso. Era claro que ella y su mamá no se llevaban muy bien, así que la comunicación era pésima, la visita sería en vano.

—A lo mejor viene luego, ¿la puedo esperar? —asistió—. ¿Me puedo sentar?

—Sí claro, disculpe —sonriendo me acerqué al sofá y me acomodé junto a mi portafolios.

Ella no tenía intención de dirigirme la palabra y menos con respecto al último tema, dejé que terminara de sentarse para romper aquel silencio donde sólo se escuchaba el bajo tick tack de un reloj antiguo que había en una de las paredes.

—Neena ¿te sientes cómoda con las preguntas?

—No, no me gusta contarles mi vida a los desconocidos —dijo cortante.

—Entonces, ¿por qué mejor no nos conocemos primero? —intervine animado, esperando una respuesta positiva por su parte, pero sólo me miró extrañada y después de algunos segundos asintió—. Mi nombre es Dereth Watson ¿y el tuyo? —extendí mi mano con cortesía, contagiándome su sonrisa pequeña, a pesar de tener una mirada confusa y desconfiada la cual no intentó ocultar.

—Neena Rodríguez —se demoró en tomar mi mano, pero terminó correspondiendo el saludo.

—Tengo 24 años, a punto de cumplir 25 y soy doctor —por inercia acomodé el portafolio que tenía al lado y la miré sin borrar mi sonrisa—. Supongo que estudias. ¿Puedo saber dónde?
—Doctor, ¿por qué pregunta todas estas cosas, estoy segura de que las leyó en mi expediente? —levantó la ceja curiosa.

—Porque quiero conocerte a ti, no guiarme por un simple papel —terminé satisfecho y ella suspiró—. Bueno… ¿qué estudias? —decidí preguntar después de una pausa.

—Todavía no lo tengo claro, me gusta la biología —se encogió de hombros.

—Si te decides por la biología marina, verás que es sorprendente. Mi tía Sania se especializó en eso y créeme, quedaba fascinado con todo lo que me contaba cuando la visitaba —intenté abrirme con ella, tal vez si comenzaba a crear un ambiente cómodo decidiría cooperar.

—Puede ser, en la oscuridad del mar se pueden encontrar verdaderos secretos y misterios. Eso sin mencionar que la inmensidad y tranquilidad del mismo es sorprendente —perdió sus ojos negros en la nada, pero creo que por primera vez la noté más relajada, ya no tensaba los músculos de su rostro, ni mantenía el ceño fruncido.

—Sí, mirar el mar es un de las cosas que más hago en mi tiempo libre. Dime, ¿qué haces tú? —al oír mi pregunta se tensó, su expresión de pereza cambió totalmente.

—Pues estudio, oigo música o duermo —esperaba esa respuesta y admito que era mejor eso a que se cerrara nuevamente.

—¿Y no te gusta ir a la playa, al parque o de compras? —emití curioso.

—Pues no —soltó cortante, haciéndome una nota mental sobre las terapias de ejercicios que se podrían hacer con ella en la rehabilitación, no frecuentaba actividades, por lo que el tratamiento sería más lento.

—¿Neena, tienes móvil verdad? —asintió confirmando que el que ponían en el expediente era con exactitud el suyo.

Miré por la venta, el sol comenzaba a ponerse, por lo que me levanté sin cumplir el objetivo de mi visita. Decidí que ya era la hora de marchar. Ella imitó mi acción y se incorporó luego de levantarse de la butaca.

—Se está haciendo tarde, me debo ir, un placer poder conversar contigo —le sonreí, pero se mantuvo neutra, ladeando su cabeza hacia mi dirección, antes de comenzar a caminar hacia la puerta, la cual abrió sin demora.

—Tenga buen viaje doctor —asentí para comenzar a salir hacia el auto, deteniéndome cuando un frágil susurro se instaló en mi mente.

—Mi problema no tiene solución y aun así lo siguen intentando.

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