Capitulo 2

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"El precio de la vida"

Alvere, año 2097.
Nivrat, territorio central mortal.
Zona central, castillo mortal.

La mañana era más que tranquila, aunque comenzó a ser estresante para Ferick a partir del mediodía, el Rey de Nivrat tenía una reunión con los líderes de las familias nobles y tratar varios temas, aunque el que más resonaba de las bocas de todo mundo era el tema de los próximos matrimonios. Aquel hombre de mediana edad sabía bien que después de la guerra siempre hay problemas y aún más con la decisión que estaba a punto de tomar, sabía que los lideres nobles se lanzarían contra de él, pero era un riesgo que podría correr más y la profecía dada por los Viciores se cumplía.

Con decisión entro en un gran salón dorado sin mucha iluminación adornado con flores y telas finas, al llegar a la parte central aquel hombre de buen parecer llegaría hasta un trono al centro de la zona dorada que apenas este logro sentarse la iluminación mejoro considerablemente hasta el punto donde se logró revelar a varias personas sentadas en círculos alrededor de aquel trono.
Todas aquellas personas no dudaron en ponerse de pie para hacer una reverencia ante el rey, pero algo estaba mal, la única zona iluminada era donde se miraban a los mortales, para ellos era normal pero no para Ferick quien en silencio levanto una de sus manos dando una pequeña indicación a uno de sus guardias el cual dejo que iluminaran todo el salón revelando la presencia de todos los lideres familiares de los Licantes, Vempores, Geronas y Viciores incluyendo a sus reyes quienes estaban al frente de su gente.

El claro disgusto de los mortales no se hizo de esperar por mucho pues uno de ellos al ver a los Geronas no dudo en alzar la voz con un tono de severidad a su superior quien en silencio miraba y escuchaba todo, Ferick se esperaba cualquier reacción de su gente por lo que prefería esperar antes de hablar.

. - ¿¡Qué tipo de broma es esta Ferick?! ¡Estos monstruos casi nos matan a todos con sus malditas piedras! ¡No tienen derecho a estar entre nosotros! ¡No merecen ni siquiera estar vivos!

Un hombre de gran altura y musculatura se hacía destacar por las ropas que usaba, su voz y su sola apariencia. Sir Seifer D'Lacort, el líder de la familia de los D'Lacort, conocidos por servir a la familia real desde el inicio de su existencia, ¿Su especialidad? El arte de la guerra.

No había ninguno de esa familia que no aceptara su destino, tanto hombres como mujeres eran guerreros de temer, sus habilidades y su sabiduría los hacia armas vivientes. Los conocían como asesinos de élite, lo mejor de todo Nivrat, y por supuesto estuvieron en la guerra contra los Geronas, la mayor parte de la familia se fue a la guerra y aunque estos mismos regresaron no fueron los mismos pues desde que todo se "tranquilizo" parecía que absolutamente todos los de esa familia fueron corrompidos por la ira contra esos seres.

El líder al tenernos tan cerca de él parecía querer tomar su espada y terminar con todos allí mismo, pero antes de que pudiera siquiera moverse Ferick se levantó de golpe llamando la atención de todos pues al levantarse dio un par de aplausos lo suficientemente fuertes como para que todos voltearan hacia él.

. - Sir Seifer D'Lacort, no tenemos que ser groseros con los invitados, de la forma más educada le pido que tome asiento.

La tranquilidad con la que aquel hombre hablo hizo que aquel hombre mencionado tomara asiento cruzándose de brazos, con su cometido hecho Ferick con una pequeña sonrisa comenzó a caminar por todo el alrededor de su trono para poder ver a todos los presentes antes de poder comenzar a hablar nuevamente.

. - Creo que todos estamos conscientes de los sucesos ocurridos durante el año antepasado, hubo una disputa tan grande que termino con la vida de inocentes queridos por todos aquí los presentes. Así mismo tienen en cuenta que en este tiempo de "paz" los divinos nos entregaron un horrible final que podríamos tomar como castigo por todo lo ocurrido, los Viciores aquí presentes no me dejaran mentir cuando digo que los divinos están molestos y a la vez preocupados por el futuro inevitable.

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