22 de noviembre de 1963. Dallas, Texas.
Una mañana bellisima, el aire soplaba fresco ylas sonrisas no paraban. Saludabamos a la gente y la gente nos gritaba su gratitud. Mire a mi querido esposo, sacando la mano por el auto saludando a todos y carcajeandose. Su mano izquierda puesta en mi muslo y mi mano sobre ella, volteo a mirarme,y cuando su exprecion se borró, se llevo la mia consigo.
Algunas gotas resbalaban por mis mejillas y mentón. Imacto,temor, tristeza, incredulidad, todas esas cosas podian leerse facilmente en mi exresió. El dolor me apretó con furia el pecho y no pude mirar a otro lado, más que a mi regazo. Íbamos rápido en la carretera, siendo escoltados por dos patrullas policiales a cada lado del auto.
Mire hacia atrás, cerciorándome de que nadie nos siguiera. La boca se me frunció hacia arriba en un intento por contener mis lágrimas, mordí mi labio con fuerza, respiré... pero fue imposible. Nunca me imaginé que lo que acabaría con mi felicidad y mi mundo entero fuera un sonido fuerte y explosivo.
Hacía unos momentos que el tenía la mano fuera del auto. Solo parpadeé y voltee a saludar a la gente que nos recibia con vitores y aplausos. Y de repente calló en mis piernas. No sonreia, no se movia. Rojo vivo.
Él se desplomó en un sonido seco que aturdio a los presentes. La gente gritó y corrió hacia todas partes. Intenté sostener su cabeza tan suave como pude y acaricaba su cabello de vez en tanto. Pero en mi regazo solo se encontraban sus sesos desparramados por todas partes y mi falda estaba empapada.''Jack? ¿Puedes oírme?''
Fue lo primero que salió de mis labios mojados por las lagrimas que resbalaban incontrolables por mi cara. Su cráneo estaba hecho pedazos. Cerré los ojos, mientras más lagrimas arruinaban mi mascara de pestañas y el colorete que tanto había tardado en ponerme antes de que bajáramos del avión aquella mañana en Dallas.
''¿Jack? ''
Volví a decir.
''Jack, te amo, Jack.''
Mi voz salió cada vez más y más entrecortada. El pecho me quería reventar. Mis manos temblaban demasiado, y mis lágrimas no cesaban, comenzaba a hiperventilar y la garganta se me cerraba. Lo sostuve con todo el amor de mi alma. Lo sostuve para que no se moviera nada de su sitio. Lo sostuve como en los dias de verano en el jardin, lo sostuve como cada noche al dormir. Como en los dias de frio invierno.
Sus ojos azules y su semblante era serio. Traté de cubrirlo para que nadie lo viese. No quería que lo vieran así.
El siempre había tenido una expresión tan maravillosa, y antes de que le hicieran una pregunta, siempre ponía el semblante serio, como pensando y ahora...estaba muerto.
Lo pusieron en un féretro tan pronto como llegamos al avión. Todos iban de un lado a otro, y cuando voltee la mirada, Johnson tenia su mano puesta en la constitucion haciendo el juramento a los Estados Unidos de América, prometiendo servir a la nación como nuevo presidente
Con la mirada ida miré al feretro de mi esposo. Y aborrecí que ahora el último recuerdo que tenia de él era como se sintió su sangre salpicar el costado de mi cara y sus sesos en mi falda. Odié a cada uno de los que estaban en ese avión, odie a quien le disparo, odie todo.
Era la única que sufría de verdad. Mientras ellos solo habían perdido a un político más yo había perdido al amor de mi vida.
Querían que me escondiera, que saliera por la parte de atrás del auto cuando el avión aterrizara en Washington D.C. Pero me negué. ¿Querían evitar que vieran como lo habían dejado? Dejaríamos que los malditos lo vieran.
Pusieron el féretro en la ambulancia como si mi Jack siguiera con esperanzas de vida. Lo acompañe dentro de ella hasta el hospital donde tomó lugar la autopsia.
Pusieron a mi esposo de vuelta al feretro, que a su vez era abrazado por una prisión con rayas y estrellas encima.
Unos dias después estaba rodeada de gente sumamente hipócrita que decía sentir lastima por mí. Dándome su pésame con tristeza fingida en su semblante. No necesitaba ni queria estar ahí, pero como ex primera dama debía cumplir con mi presencia. Digo, era el funeral de su esposo, y seria extraño que yo como su sumisa y pobre esposa no participara en los preparativos de su recorrido fúnebre.
Mis hijos miraban a su padre con inocencia. Me recomendaron que no dijera la cruda verdad a las pobres criaturas. Tuve que decir que papi había tenido que ir a acompañar a Patrick, mi otro hijo, al cielo, ya que ellos ya me tenían como compañía. Quisieron ir a despedirse de su padre y yo entre lágrimas les di el visto bueno, aunque los demás me dijeron una vez mas que no lo hiciera.
No conocía a la mayoría de esta gente, aunque sé que ellos conocían a mi esposo. ¿Quién no lo conocía? El país entero estaba de luto.
¿Realmente lo estaban sinceramente?
¿Realmente sufrían como yo lo estaba haciendo? No lo creo.
Y obviamente no iba a dejar que los reporteros escucharan esto. Sería una lástima que la pobre Jacqueline hablara así de la gente que la rodeaba. Que cada día y noche pedía morirse entre gritos. Que no podía dormir por el trauma de haber visto los sesos de su esposo volar en mil pedazos justo a su lado. Me tomarian por loca.
Propuse hacer un recorrido fúnebre desde el capitolio hasta la catedral. Conmigo detrás del féretro, caminando al frente de la multitud, al lado de mí esposo. Como una vez se lo hicieron a Lincoln.
Mi Jack merecía el mejor cortejo fúnebre del siglo.
Solo esta carta y el reportero de ayer saben mi secreto. Todo eso del recorrido realmente no era para mi esposo, el ex presidente de los Estados Hundidos. Era para mí, para que toda la sociedad viera que el presidente Kennedy había dejado hijos desamparados y una esposa deprimida y traumada.
Para que todos los ministros y presidentes de las naciones visitantes vieran que Jacqueline no solo había estado al lado de su esposo aquel maldito dia cuando tres balas de un rifle de francotirador impactaron su cráneo. Era para que vieran que una cuarta bala, directo al corazon, les había quitado también a su queridísima primera dama, Jacqueline Kennedy Onassis.
Y lo amé, lo amé tanto...lo sigo amando.
Lo amo.
IN GOD WE TRUST.
-The end-
-Escrito inspirado en la ex primera dama de los Estados Unidos de America, Jacqueline Kennedy Onassis.
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Tears of Onassis (J.K.Onassis)-Lagrimas De Onassis
Short StoryAhora, me hubiera gustado saber que el era magico todo este tiempo. No lo sabia- pero debi saber que era mucho pedirle que cresiéremos hasta viejos juntos y ver a nuestros hijos crecer. Ahora, el es una leyenda cuando el hubiera preferido ser un hom...