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Eran las siete de la mañana cuando me desperté con el sonido de una llamada, era mi tío quien llamaba para desearme suerte en mi primer día en el nuevo trabajo. 

Los primeros días de enero habían pasado y la pretemporada del futbol argentino daba su inicio hoy después de un breve receso. Me bañe, desayune y cambie con el ambo azul, que tenia bordado el escudo del club donde iniciaría mi carrera como kinesióloga deportiva, para eso de las ocho salir en mi auto hacia donde se llevaban a cabo los entrenamientos, lo que se encontraba a unos cuarenta minutos, con suerte y sin trafico, de mi departamento.

Arribe el lugar a las ocho y cincuenta y cinco de la mañana y ahí mismo, en el estacionamiento del lugar, me di no tenia ni idea en que parte del establecimiento se encontraba el gimnasio (lugar donde tendría mi consultorio) por suerte  no era la única en el sitio, a un auto de distancia veo como un chico de cabello castaño estaba buscando un bolso en la parte trasera de su vehículo. En silencio y con pena me acerco a él y toco suavemente su brazo a lo que el se sobresalta.

— Perdóname no te quise asustar — le digo al chico que se dio vuelta para mirarme— es que soy nueva y no tengo la menor idea de donde queda el gimnasio.

—No pasa nada, estoy llegando tarde pero vení que te acompaño— el chico se quedo mirándome como diciendo ¿y tu nombre flaca?

—Lia, soy la kinesióloga nueva.

Él me sonrió tímido antes extenderme su mano para que la estrechara— Julián, un gusto.

Empezamos a caminar y llegue siete minutos tarde a mi primer día de trabajo pero en el transcurso del estacionamiento a mi nuevo espacio con Julián quien a pesar de ser tímido para charlar me conto que es uno de los jugadores del club y que cuando finalice su entrenamiento me puede dar un tour por el lugar.

...

Esa mañana no hice mas que ordenar las fichas, que había dejado el kinesiólogo anterior, de cada uno de los jugadores y leer una a una todas ellas. Como recién había empezado la pretemporada nadie se acerco a mi oficina, ninguno de los jugadores estaba con tratamiento y por suerte ninguno necesito de masajes este primer día.

Llegado el mediodía, mientras juntaba mis pertenencias, dos golpes resonaron en la puerta del consultorio, sonreí sabiendo que se trataba de Julián.

— ¿Ya terminaste?— me dijo rascándose la nuca.

Colgándome la mochila en el hombro asiento, ni el ni yo éramos de muchas palabras capaz nos llevemos bien no pude evitar analizar la situación. Empezamos a recorrer el lugar mientras nos contábamos cosas aleatorias una vez que me mostro todo el predio volvimos a nuestros autos, donde nos cruzamos hoy en la mañana, a lo lejos escuchábamos risas seguidas de gritos llamando a Juli, como habíamos quedado en que le diría. Una vez que lo llamaron los dos nos dimos vuelta para encontrarnos en la lejanía con dos chicos quien me supongo eran compañeros de mi acompañante.

—OAAA JULI ES EL PRIMER DIA DE LA CHICA Y YA TE LA QUERES LEVANTAR— le grito el morocho con una sonrisa descansera.

Rodee los ojos y mire a Julián quien me miraba rojo de vergüenza.

—No le creeas posta que lo estoy haciendo de onda nomas.

Le sonreí y asentí como restándole importancia.

—No me la estoy queriendo levantar, no soy tan gato como ustedes dos— les dijo a los dos chicos que estaban en el estacionamiento.

—ESTA LINDA LA KINESIOLOGA NUEVAA BANCO QUE LE TIRES ONDA ¡JULIII.

Le volvió a gritar el mismo chico y Julián que no daba mas de rojo por la vergüenza le grito— CERRA EL ORTO BOLUDO Y ANDA NOMAS.

Yo me reí y el chico miro a mi acompañante con una sonrisa burlona al escuchar lo que le había respondido, lo mire de reojo y quede pasmada viendo la linda sonrisa que el morocho en el auto de enfrente tenia, luego el morocho de linda sonrisa  y el acompañante que solo se reía de la situación se subieron al auto y marcharon dejándonos a Juli y a mi solos en el estacionamiento.

—Ta bien que no soy un diez pero ni daba que te atajes tanto diciendo que no me estabas queriendo levantar— lo jodí ya tomando un poco mas de confianza.

—Nono boluda no te quise tirar abajo— se atajo riendo— nomas quería que se las tomen.

— ¿Quienes eran?

— El que me gritaba se llama Enzo y el otro Bruno.

Así que Enzo se llama el de la linda sonrisa pensé antes de subirme a mi auto y volver a casa.


𝐿𝑖𝑎 -𝐸𝑛𝑧𝑜 𝐹𝑒𝑟𝑛𝑎́𝑛𝑑𝑒𝑧-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora