Corrí rápidamente hacia la puerta y bajé las escaleras de dos en dos.
Al llegar al patio me apresuré para coger un banco y poder observar a Alejandro mientras juega al fútbol.
Escuche a Alberto, uno de los amigos de Alex, gritar: ¡pasar la pelota cabrones! Y al rato lo vi. Allí estaba él junto a sus amigos (los típicos chulos que se creen de todo, pero no son nada. Se que les caigo mal). Apoye mi mano derecha en mi barbilla y me quede contemplando le.
Un grito de ¡cuidado! me sacó de mis pensamientos; miré hacia mis lados, después de pronto vi una pelota naranja acercándose a mí. El golpe fue tremendo y caí inconsciente al suelo.
Al abrir los ojos un corro enorme estaba alrededor mio, yo en un ataque de nervios empecé a buscar al chico que me dio con la pelota.
Alejandro se acercó a mi y con una sonrisa maliciosa me dijo
-Lo siento, no tenía intención de hacerlo- se disculpa con una sonrisilla que me vuelve loca.
- N-n-no pas-s-s na-da - tartamudee - bueno me voy - salí corriendo intentando no caerme por el mareo.