cap•3•

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-Deja de burlarte de mí-, se enfadó poniéndose de pié. Un escalofrió recorrió su piel desnuda al separarse del cuerpo tibio de off.

En ese momento el lobo recordó que estar en su forma humana sin ropa que los cubriera, podía ser bastante incómodo, si la noche enfriara un poco más.

Levantándose camino hasta donde gun le daba la espalda abrazándose a sí mismo -. Tenemos que encontrar un refugio para pasar el resto de la noche- propuso mientras despeinaba los mechones rubios- o al menos construir uno.

Gun se volvió y le sonrió - es una buena idea, tengo un poco de frío.

-¡Bien! - se puso en cuclillas- sígueme- fué lo último que dijo antes de invocar su forma de lobo.

Gun no era conocido por ser un cachorrito obediente. Cuando su padre le había dicho que no podía ir a corretear por allí durante su primera luna llena como adulto, lo tuvieron que encerrar en una jaula para asegurarse de que no escaparía, ahora se encontraba a sí mismo siguiendo gustosamente a donde el lobo lo llevara, cuando hace solo unos segundos quería arrancarle la cabeza.

Extraño, fué la mejor palabra para describir la situación.

El joven felino estaba tan concentrado en sus divagaciones que no notó cuando el lobo paró en seco, estrellándose con su parte trasera. En consecuencia gun le mordió la cola. El aullido de dolor del lobo no tuvo precio. Quién pensara que los gatos no pudieran reírse, tendría que haber visto al felino revolcándose en el suelo, al parecer el lobito era muy sensible en esa parte de su anatomía.

Un gruñido profundo hizo que el felino dejara de rodar sobre su espalda, acostándose de lado levanto la cabeza para ver la mirada extrañamente seria que el lobo le dirigía.

En ese momento Gun fue plenamente consciente de lo que había hecho, le había mostrado la pansa a un lobo, uno del tipo dominante. "¡Diablos!" Fué el triste pensamiento del gatito al ponerse de pie de un salto.

El lobo le dedico una mirada severa y luego se dió la vuelta y siguió con su camino. Extrañamente nervioso ante la repentina muestra de madurez del chucho, el felino lo siguió calladito, con mucho cuidado de no hacer más monadas.

Un árbol bastante grande con un hueco en su base fué lo que acabó por proveerles refugio durante el resto de la noche, off había insistido en que no quería dormir a campo abierto. Esas tierras podían ser territorio de alguna manada, aunque no había olido ninguna en todo el trayecto que llevaba recorrido.

Estirando el cuerpo felino, gun despertó cuando un rayo de sol se filtró entre las hojas dándole justo en la pequeña carita peluda. Al tratar de levantarse descubrió que una enorme pata canina lo sostenía imposibilitándolo de moverse. Si eso no fuera lo suficientemente incomodo, una enorme lengua lo lamió desde la parte de atrás de la cabeza hasta llegar justo en medio de sus orejas puntiagudas.

Como muestra de cariño, mordió la pata que lo sostenía prensado contra el suelo de manera que una gotita de sangre se filtró entre el pelo negro. El lobo de inmediato retiró la extremidad, pero una nueva lamida recorrió su cuello y casi llego a su hocico felino. Al ver que sus desquites solo provocaban que el lobo se pusiera más mimoso, salió corriendo del hueco del árbol. Queriendo aumentar la distancia dió un salto hasta llegar a la primera rama de un árbol cercano. El corazón le latía tan rápido que sentía que se le iba a salir del pecho. Estaba seguro que ese lobo lo provocaba a propósito.

El lobo se estiró un poco, bostezó mostrando todos sus colmillos y filosos dientes, luego salió tranquilamente del refugio. Gun observó todos los movimientos del grandioso animal desde su posición privilegiada sobre la rama del árbol.

Atrapando a su gatito•Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora