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–¿Cómo decías?

–Adelante, solo son un par de cuadras más.

Asentí con la cabeza y seguí caminando, si soy sincero el aroma de su sangre no me dejaba concentrarme, aun así logramos llegar. –Es aquí, esta casa verde- me detuve frente a la casa de sus indicaciones para bajarlo de mi espalda y enderezarme por fin. Ah, claro, la paga, que no se me vaya a olvidar. Me acerque al oído del chico que no estaba muy lejano a mí ya que éramos casi de la misma estatura, solo le ganaba algunos centímetros, para luego susurrar, –¿crees en que los vampiros existan?

Claro, el chico se exalto, no esperaba un comportamiento como ese, a decir verdad, últimamente se estaban especulando en informes o en la TV el hecho de cuestionarse si algo sobrenatural como un vampiro pudiese existir, claro a base de cuerpos que encontraron últimamente en callejones, estos cadáveres tenían mordidas en varias partes de su cuerpo, la mordida de dos caninos, no sé qué lunático habrá succionado toda la sangre de esas personas, supongo que algún loco que quería aterrar a un pequeño pueblo como Voaloto y rebelar nuestro secreto, pero si ese lunático podía, ¿qué me detenía a mí de demostrar nuestra existencia?

–¿De qué hablas?- había carraspeado un par de veces con el fin de acentuar su voz. Tome distancia antes de contestar, dos o tres pasos hacia atrás lo suficiente para poder expresarme fluidamente y no sentir la punzada de ¨acosador¨

–Ya sabes, vampiros, cuentos de hadas y el vampiro malvado, o quizás Crepúsculo..

Pude notar como el chico tenía sus manos temblorosas y sudorosas, ¿qué sucedía? ¿Por qué temblaba de la nada? No era su estado físico derivado a como lo encontramos, era algo más. Sudor, temblor y la mirada baja, desviándose de mí, ¿podría ser, miedo? No. No puede ser eso. Sabia como consolar a alguien, pero no sin un motivo, uno que explicara porque estaba en ese estado, no sabía que más decir. Hasta que veo como levanta su barbilla, de nuevo, clave mis ojos en esa expresión que demostraba temor, sensibilidad, pero no podía serlo. No lo era, estaba seguro. Espere que dijera algo, transcurrieron unos 3 minutos aproximadamente y por fin se cortó ese hilo de silencio que invadía la cuadra entera, los coches dejaron de sonar nuevamente y los grillos que cantaban callaron, como si todo indicara que prestara atención a sus próximas palabras.

–Yo... no creo en esas cosas.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Feb 13, 2023 ⏰

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El dolor de ser hombresTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon