Capítulo 9.

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❛❛ Lo malo de estar enamorado (por Choi Beomgyu). ❜❜

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Beomgyu no quería ver a Yeonjun nunca más.

O eso deseaba poder pensar, recogido bajo las colchas amontonadas en la esquina de su cama. En sus manos, con las puntas arrugadas y cobrizas, la fotografía de dos niños abrazados incrementó la pesadez agobiante que mermaba su poca estabilidad emocional.

El niño en la foto sonreía como si los problemas mundanos no fuesen a capturarle nunca, totalmente inocente y esperanzado en una amistad inquebrantable, sin imaginarse que dentro de algunos años acabaría cayendo en un abismo de ilusiones rotas y aceptaciones complicadas. Beomgyu quería sumergirse en el recuerdo, consolar a su desquebrajado corazón entre los brazos de su yo más pequeño, pidiéndole en susurros que no cometiese los mismos errores que le llevaron a vivir ese infierno. No te enamores de tu amigo, pediría, amar a Yeonjun-hyung no será bonito... Se convertirá en tu martirio. Por favor, no lo hagas. Evítanos este sufrimiento, te lo ruego.

Las lágrimas traspasan la fina tela que recubre su cama, gotean al ritmo armonioso de los sollozos poco disimulados que resuenan incluso en el piso de abajo. ¿Por qué debería preocuparse por la privacidad de sus sentimientos? Si el mundo debería enterarse de su iluso enamoramiento, prefería dejarse al descubierto él mismo, evitando así la intromisión de terceros.

Incluso si sonaba egoísta, ansiaba gritar a viva voz lo jodidamente enamorado que se encontraba de un chico que creció a su lado, el mismo niño que le confesó tímidamente haber encontrado el amor en una muchacha que lo tomó como objeto de un reto.

Beomgyu incluso se imaginaba confesándole a Heejin su más grande secreto.

Heejin, su mejor amiga. Heejin, la novia de Yeonjun.

¿Qué tan desgraciado era como para consolarse con la idea de que ella jamás lo odiaría?

Porque Beomgyu sabía, mejor que nadie, la conexión que exitiska entre ellos. Sabía lo doloroso que sería para Heejin deshacerse de una amistad que le tomó tiempo cultivar, comprendiendo lo asquerosamente dependiente que era de los dos muchachos que llegaron a su vida para desarmar la monotonía a la que se veía expuesta por ser como era. Sí, Heejin se enojaría, le gritaría, pero al final del día, sería perdonado.

Riéndose con los labios pegados, rasca sus mejillas con fuerza, ignorando el ardor que producen los arañazos que sus propias uñas efectúan. ¿Qué es un poco de picazón en comparación con el dolor que le proporcionaría a la persona más sincera que había en su vida?

ㅡMaldito imbécil ㅡmasculló con ira, encogiéndose sobre sí mismo mientras los recuerdos de la mañana de ese día llegaban a su cabeza y apuñalaban su conciencia.

Después del desastre ocurrido aquella tarde en la casa de Yeonjun, Beomgyu fue muy bueno esquivando los puntos de encuentro que usualmente solía tener con el susodicho, buscando los puestos más separados en el aula, obviando la intención de permanecer lejos de su amigo lo que más se le permitía un espacio cerrado. ¿Estaba destinado al fracaso? Probablemente. O eso fue al principio, cuando una parte de su estudio enamoramiento deseaba la presencia de Yeonjun como muestra de interés, recibiendo la frialdad nata del rechazo.

Incluso si fingiera fortaleza, seguía siendo un simple humano con sentimientos. Sufría. Amaba. Se esperanzaba. Bastaron tres días de silencio absoluto por ambas partes para que Beomgyu se quebrara en medio de clases, huyendo rápidamente fuera del salón de clases, rogándole a los cielos que Yeonjun siguiera ignorando su presencia. ¿Por qué ahora le importaría? ¿Siquiera sabría que lo que más anhelaba en ese momento Beomgyu era tenerlo a su lado?

Los Amigos No Hacen Eso ✦ YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora