CEREZO DE INVIERNO (Mayumi + Hugh)

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Todos los alumnos se pararon de sus asientos cuando sonó el timbre, y fue el momento preciso en el que el profesor terminó su discurso. Los había juntado de a dos para hacer el proyecto de fin de mes, y aprovechó su hora que venía antes del descanso para dar la mala noticia.

Todos salieron del salón, algunos dirigiéndose al comedor, otros saliendo al blanco campus. El castaño se olvidó del nombre de su pareja cuando se sentó en una de las mesas y disfrutó de su emparedado. Durante las últimas cinco horas su estómago gruñó como un perro. Cuando ya le faltaban unas cuántas migajas, una joven se acercó a él.

-¿Tú eres el chico Kubota, verdad? - se estaba chupando un dedo con mostaza en ese momento. Una chica con el cabello liso y azabache, lo miraba con una ceja arqueada. Separó el pulgar de su boca.

-Así me dicen... - dijo, agarrando una servilleta. Unas chicas sentadas en la mesa detrás de ella se rieron y cuchicearon. Se volteó y les dio una mirada de muerte. Se callaron.

-Eres mi pareja en el proyecto del semestre.

-¿Así? Pues... un gusto conocerte - estrechó la mano que estaba limpia - ¿Cómo es que no te he visto en todo el año?

-Te sientas muy separado del grupo... - no le devolvió el saludo. Él tragó saliva - Bueno ¿Quieres ver cómo haremos el trabajo? Mi agenda está muy llena para hacerlo después - se cruzó de brazos.

-Claro, te sigo - guardó el plástico en el que había llevado su almuerzo en su morral. Salieron en dirección al campus, y hasta salieron hacia la zona de ski. Era un día terriblemente frío, sus botas se hundían en la nieve al caminar.

Pasaron cerca de un chico sentado en la esquina, que jugaba a Frost Adventure. Un nombre raro para un jueguito sobre alargar tu franquicia de restaurantes en el polo norte. El joven repetidas veces golpeaba su artefacto, que se quedaba congelado y soltaba chispas verdes.

-¿Eres estudiante de intercambio?

-Algo así, tienes buen ojo

Se pidieron un café en una tienda con forma de tronco gigante, y se dirigieron a las mesas. Al otro lado, había unas personas jugando hockey, y otros estudiantes en descanso. El campus era abierto, junto a un frondoso conjunto de helados pinos, que conectaba también con una escuela de esquí.

Intercambiaron ideas, discutieron, se enojaron, se reconciliaron, se enojaron otra vez, pero no salía nada. Bebieron sus cafés. Ella se frotó las manos, él se acomodó los guantes. Antes de reanudar con los intentos de sacar el plan, un sonido a papel estrujado alertó a todos. Un árbol cayó sobre tres mesas. Ambos se pararon y corrieron para ver los daños.

No había heridos, felizmente, sólo una orden de pollo y waffles aplastada debajo. Pero no era lo peor, en el árbol había tres profundas hendiduras, como si le hubieran dado un zarpazo. Hugh se dirigió a ellas y las repasó con sus dedos. Tendrían uno o dos centímetros de profundidad. El guardabosques apareció para comprobar los daños.

Un rugido estremeció los árboles, sacudiéndose de la nieve. Todos miraron al lugar donde se había producido, y una figura colosal se asomó. Hubo alaridos cubiertos por el pánico, y todo el mundo corrió en dirección opuesta, mientras otro rugido resonó. En cambio, Hugh y Mayumi, que no reaccionaron a tiempo, se escogieron detrás del árbol caído.

-¡¿Qué demonios es esa cosa?! -La criatura rugió. Las aves salieron despavoridas.

-Santo cielo... - El chico se llevó una mano a la boca - Es el hombre de las nieves...

-¿Qué? ¿Estás loco? ¡Eso no existe! - un pisotón los hizo rebotar.

-¡¿Entonces cómo explicas lo que estamos viendo?! - ella quería refutarlo, pero las palabras no le salían. El monstruo empezó a acercarse a ellos.

GLITCHY ONE-SHOTS! | (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora