Bajé a la calle y empecé a correr, pensando que quizás y solo quizás, lograría escapar de aquel terrible sueño que me atormentaba durante años y que lo seguiría haciendo. Disminuí mi velocidad por el cansancio,y porque me ahogaba, lloraba mientras que corría y eso solo agitaba mi respiración.
Cassandra me perseguía corriendo con una pistola en sus manos,queriendo matarme.
Doblé la esquina y caí de bruces al suelo porque me tropecé con una pequeña piedra.
Cassandra ya había doblado la esquina y se acercaba lentamente hacia mí, disfrutando este momento, el momento que tanto esperaba, el momento en el que por fin, me mataría y se desaría de mi.
-¿Unas últimas palabras antes de tu muerte?-preguntó Cassandra. Me quedé callada, tirada en el suelo, como una mierda, como lo que realmente era, pensando que me día había llegado, en que por fin, moriría.-Bien, no dices nada, pues morirás así.-justo cuando iba a apretar el gatillo, desperté,estaba en el suelo, con la ropa puesta y pegada a mi cuerpo por el exceso de sudor que había provocado aquella pesadilla.
Ahora recordaba todo con claridad: el hambre y las ganas de llorar, provocó que me desmayarse. Recordé que tenía que ir a comer a Starbucks, y cogí las llaves y me marché.
Tenía tal hambre que me arriesgué a ir por un callejón, pero no uno cualquiera, no. Uno que estaba lleno de violadores, asesinos, alcohólicos y drogadictos. Tomé aire, y me encaminé por el oscuro atajo a pesar de que era de día.
Con mi chaqueta, me tapé un poco más la parte del pecho y maldecí en voz baja el haber traído un vestido corto. Estaba decidida a dar media vuelta e ir por el camino largo pero cuando me giré, había un señor, de unos 49 años, con barba larga y ojos rojos, parecía que estaba drogado o borracho. Él iba acercándose más, poco a poco, y lo que hice fue pegarle un codazo y echar a correr, sin mirar atrás. Conseguí salir de ese infierno y respiré para volver a retomar mi pulso normal.
Andé hasta Starbucks, y entré, mirando dónde podía sentarme y divisé a Lucy, sentada con un tipo desconocido, charlando y comiéndose los morros. Pensé que no era oportuno ir a molestar pero ya era tarde, puesto que Lucy me había visto y me estaba invitando a sentarme con ellos.
-Hola chicos.-dije un poco tímida.-¿Os estoy molestando, verdad?
-Para nada Marie, es más, quiero que estés con nosotros, te quiero presentar a mi novio, -comenzó con las presentaciones.-Ethan, Marie; Marie, Ethan.
-Encantada Ethan.
-Lo mismo digo.
-Oye Lucy... De verdad que no quiero molestarte, además, íbamos a hablar sobre lo de mi madre pero este no es el lugar adecuado. Compraré unos cuantos bollos y me iré. Ah, no intentes detenerme porque no lo lograrás. Adiós Lucy, Ethan.-me despedí con una sonrisa y una especie de reverencia breve, me dirigí al mostrador y pedí bollos y una taza de café, tenía hambre y necesitaba fuerzas,el estar despejada era algo fundamental para lo que haría esta noche.
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#Viernesdevampirelove.
¡Por fin llegó el día!
Bueno,aquí os traigo otro capítulo.
Como veo que la pregunta que hice no ha sido respondida, la volveré a hacer pero si no contestais dejaré de hacerlo.
¿De dónde sois?
Bien mis pequeñas pingüinitas vampíricas, espero muchos votos y comentarios.
La foto multimedia es la comida que se pidió en Starbucks. ¡Mmmmm..!Okno.
Mil gracias ;
Vuestra escritora Judith ❤.
Chao.