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" MOTHER DUCK AND THEIR CHICKS " episode four
Su boca se abrió levemente ante la impresión, creía que jamás había visto una habitación tan grande y lujosa.
A pesar de estar un tanto desordenada y polvorienta, seguía viéndose increíble.
Ni si quiera se molesto en cerrar la puerta antes de empezar a recorrer el lugar, observando cada pequeño detalle, imaginándose el lugar completamente limpio y en mantenimiento, debería de haber sido un sueño hecho realidad poder pagar una habitación así.
Dejó atrás la cocina y living para darle paso a la gran habitación. Se quedó viendo la cama unos segundos sin moverse y dio un pequeño chillido de emoción antes de correr hacia esta y saltar cayendo de espaldas.
Soltó un suspiro de comodidad dando vueltas en la cama, no creía haber estado así de contenta desde que llegó a ese mundo.
Había decidido ir a uno de los hoteles más caros en todo Shibuya, subió hasta el último piso donde se encontraban las suit's que solo podría pagar vendiendo alguno de sus órganos. Después de todo ya no es como que algo la detuviera, debía aprovechar y hacer lo que quisiera hasta que muriera en alguno de esos malditos juegos.
Se quedó boca arriba admirando el gran y elegante candelabro que colgaba del techo. Todo estaba en silencio, cerró los ojos unos segundos descansándolos.
Los abrió un minutos después en cuanto escuchó un ruido, giró su cabeza a su derecha y pudo ver un pájaro posarse en el balcón de la habitación.
Se incorporó observándolo con calma y se levantó acercándose, abrió los ventanales asustando al ave que se fue volando. La siguió con la mirada mientras se apoyaba en la barandilla respirando el frío aire.
Le dio un vistazo a la ciudad, completamente desolada y en un silencio sepulcral, probablemente habían otros jugadores como ella que también se alojaban en alguna habitación de los edificios alrededor.
Le quedaban dos días y su visa se acabaría, no le gustaba esperar hasta el último momento así que pensaba entrar a un juego hoy.
Luego de unos minutos solo observando la ciudad, su rostro calmo cambio a uno más serio, se adentró a la habitación y recogió su mochila que había tirado a un lado.
Sentada como indio en la cama, colocó todas sus cartas hasta el momento de mayor a menor. Las observo atentamente.
