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Está muy cansado y tiene muchísima sed.

Le quedan apenas cinco minutos para llegar a casa. Y eso que luego debe ordenar y poner las cosas en su lugar de acuerdo a la pizarra de tareas que compartía con su esposo cerca a la entrada de la cocina.

Tweek aprendió a querer la vida sencilla, ordenada y rutinaria.

¿Le gusta la monotonía? Su esposo fue quien le hizo apreciar mejor la convivencia, más aún siendo personas ya adultas que solo querían descansar, leer y abrazarse hasta muy tarde.

El semáforo finalmente cambió al color verde y arrancó hacia su destino.

¿Qué fue lo que ocurrió para que de repente su clásica actividad hogareña se vea interrumpida? Recibió una repentina llamada que lo solicitaba cómo maestro suplente en la escuela de teatro donde en su momento impartió clases. Al principio tenía cierta duda porque ese día solo quería dormir hasta tarde con su amor y ver una maratón de programas criminalísticos, pero entre mimos, lo convenció de dictar clases como en los viejos tiempos, así que aceptó.

Sí, se puede considerar en la actualidad como un hombre jubilado al igual que su marido.

Se acercó a una calle con muchos restaurantes y tiendas al paso, se estacionó en una vereda vacía y tomó su celular.

"Tigre, estoy en camino. ¿Quieres que lleve algo de cenar?"

En diez segundos recibe una respuesta.

"No es necesario, amor. Hice hamburguesas".

"Bien, llego en unos minutos"

"Te espero, 🍯"

Al prender su auto, condujo tranquilamente hasta llegar a casa. No aguanta un minuto más sin abrazar a su tigre, su amor, su amante, amigo y esposo. Se lee cursi, pero solo es la punta del iceberg de todos los apodos cariñosos que suele decirle cuando están abrazados, dialogando sobre la película que vieron, al debatir sobre un tema de actualidad que leyeron en el periódico o en la intimidad de su cama.

Con el paso de los años, se volvió un hombre cariñoso, con detalles bastante amorosos para su querido Craig (quién es mucho más empalagoso) y eso lo relaja de alguna forma. Bueno, el hecho de pensar en todo el tiempo que están juntos, la manera en cómo consolidaron su amor y supieron aliviar sus imperfecciones a lo largo de los años le genera temblores pero no de los negativos. 

Hubo días en los que creía no merecer a Craig o se cuestionaba el porqué seguían juntos ya en cuatro décadas, no obstante su persona favorita le demuestra cada día lo mucho que vale.

Finalmente, logró estacionarse en la cochera, abrió la puerta y pasó a casa que compraron y construyeron con mucha dedicación hace veinte años.

Respirar el olor a lavanda y té negro hace que todo su día haya valido la pena. La sala está alumbrada y el piso perfectamente limpio. Caminó lento hasta llegar al marco de la cocina, donde dejó su llave en el colgador de madera que hizo en una madrugada de insomnio. De vez en cuando tiene problemas para conciliar el sueño.

—Ya están las hamburguesas, cariño.

Lo saludó su esposo, quien servía unas cuantas papas fritas para acompañar.

—Buenas noches, amor.

Le dio un corto beso en los labios y fue hacia el baño a lavar sus manos.

—¿Qué tal estuvo tu clase, bebé?— gritó desde el comedor.

Pasó el tiempo, envejecieron, ya tienen cincuenta años, algunas arrugas, inicios de dolores articulares y aún así se atreve a llamarlo “bebé”.

—Me fue bien— responde gritando. Sale a darle el encuentro a su pareja, quien ya puso la jarra de té y unos potes de cremas—. Debo confesar que al inicio sentí mucha presión por volver a dictar clases a un grupo que no conozco, pero desde que ingresé por la puerta camino al auditorio, sentí ese impulso de querer volver a las tablas.

—¿Les dijiste que no caminen en círculos?— ríe Craig.

—No, hoy solo me tocó guiarlos en la construcción de sus personajes para su próxima evaluación.

—No me digas, ¿un monólogo?

—Ajá— respondió mordiendo un trozo de su cena.

—Me alegra verte tan radiante hoy.

—¿Qué tal estuvo tu día?— fue su turno de preguntar— ¿Alguna novedad?

—Salí a pagar los servicios y recibí el pedido que hiciste por…

—¿Ya llegó mi nueva tetera?

—Creo que sí— responde embarrando una papa en ketchup.

—¡Genial!— exclamó. Era tan feliz de poder pasar unos minutos con Craig, además que su pedido llegó tras esperar dos meses por la alta demanda en entregas.

—Cariño.

—Dime, tigre.

—Te amo.

—Y yo a ti, mucho más.

Era una rutina sencilla, pero mágica a la vez. Porque no hay nada mejor que pasar tus días acompañado de la persona que más amas.

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Okay, les doy la bienvenida a este conjunto de OS con temática domestic fluff Creek. Desde que ví el especial post covid y verlos juntos fue más que suficiente para ser feliz.

Hice esto porque personalmente no encuentro mucho contenido de ellos siendo adultos cincuentones, así que ¿por qué no hacerlo por mi cuenta?

Conforme pasen los días, iré subiendo los capítulos. Cualquier error ortográfico o de otro tipo será editado más adelante. Espero les pueda gustar mucho y continúen leyendo en los siguientes caps.

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