EXTRA: SAN VALENTÍN.

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Eda Yıldız:

7 de febrero de 2023.

Los dedos de Serkan se entrelazan con los míos con tanta delicadeza que la sensación comienza a hacerme cosquillas. Tampoco es de extrañas si tengo en cuenta la concentración que parece tener en su cometido, porque no aparta la mirada de nuestras manos unidas mientras yo no puedo dejar de mirar la profundidad con la que las observa.

Sé que es hora de salir de la cama para despertar a Kiraz al igual que sé de la reunión tan importante que tengo en menos de dos horas, pero soy incapaz de detener el momento que se está presentando. Y a decir verdad, soy incapaz de resistirme a muchos instantes junto a Serkan. Es como si él desprendiese un aroma al que soy adicta y del cual no puedo despegarme, ni quiero.

—Desde hace un rato que me está doliendo un poco la cara — susurra sin perder la atención en trazar el interior de mi dedo corazón con la secuencia de yemas de varios de sus dedos.

—¿Y eso? — mi voz es un suspiro contenido. No me atrevo a pestañear por miedo a perder ese tono azulado que alumbra el rostro de mi novio.

—Creo que es de ser tan guapo — suelta con una emergente sonrisa — Es la única explicación para que me estés desgastando de tanto mirarme.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan imbécil? — con velocidad, retiro mi mano del aire donde ha estado suspendida y me aparto del cuerpo cálido de Serkan, notando la sensación de la fría mañana como si no hubiese estado presente antes.

—¡Pero si te has enamorado de mí así!

Lo siguiente que noto son las manos de Serkan rodeando mi cintura y tirando de mi cuerpo hacia el suyo. Como si no hubiese hecho nada para evitarlo, vuelvo a estar entre sus brazos, lo que me lleva a preguntarme, ¿qué hace para mantener la piel tan cálida cuando yo soy un témpano de hielo? ¿Y como resiste mi contacto contra el suyo cuando tiene que ser una sensación estremecedora? Aunque la respuesta está en que Serkan resistiría cualquier cosa solo por tenerme cerca de él, y eso es todo lo que necesito para volver a relajar mi cuerpo y sonreír al mismo tiempo que descanso la base de mi cabeza en su pecho.

—Es injusto que no pueda decirte que no a nada — musito, agarrándome al brazo que rodea mi pecho para mantenerme apretada contra su cuerpo.

—Lo que es injusto es que intentes abandonar la cama sin darme el beso de buenos días al que me he acostumbrado, no sé si lograría sobrevivir a lo que queda de día sin verte y, aparte, sin haberte besado como lo merece — me río con el comentario — No hace gracia, sabes que con Kiraz delante tengo que contener el hombre lobo que llevo dentro.

—¿Hombre lobo? — alzo una ceja, negando con la cabeza — No sé si te mereces ese beso, la verdad.

El brazo de Serkan deja de rodearme para descender la palma de su mano, completamente extendida, por mi abdomen. La simple caricia provoca un golpe de electricidad que desciende con él hasta llegar al punto delicado que hay entre mis piernas. Y sé que no hay tiempo suficiente para algo así, pero últimamente el solo sentir de una de sus caricias logra calentar todo dentro de mí y es como si no pudiese controlarme.

—Quieto — susurro.

—¿Y tendré mi beso? — parece haberse inclinado un poco porque noto su aliento contra la base de mi oreja.

—No — sé que mi respuesta solo puede desencadenar que prolongue un poco más la excitación que comienzo a sentir. También debe de ser consciente de que no pienso negarme a esto, incluso si tengo que llegar tarde a esa maldita reunión.

—Entonces... — la voz sugerente hace que cierre los ojos cuando su mano se detiene encima del borde de mis bragas — ... será mejor que vayamos a despertar a Kiraz y preparar el desayuno.

DESEO DE NAVIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora