Overwritten Static

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Tres días. Tres malditos días llevaba encerrado.
Se sentía como un preso,contando segundo por segundo,rezando,rogándole a los cielos por ayuda,por un salvador,por ALGO que logrará sacarlo de ahí.
Todo había comenzando por culpa de aquel amigo suyo,¿No?; toda esta locura estaba sucediendo después de aquella maldita conversación.
Se arrepentía tanto de haber contestado aquella llamada,un sentimiento de melancolía reposo en su mente, haciéndolo pensar que quizá,solo quizá,si solamente hubiera ignorado todo,no sería castigado de esa forma.
Era un castigo divino,algún pecado debió cometer,eso lo sabía bien,¿No...?
Él estaba seguro,o quizá no lo estaba,ya nada era real,pero todo era demasiado cierto para solo ser una pesadilla.
La voz fuera de su habitación seguía burlándose de él,pateando con odio su quebrado ser mientras esté ya estaba en el suelo.
Mark no sabía que había hecho mal para merecer algo así,pero sabía que pronto iba a perder la cabeza,si no es que ya la había perdido.
Y entre sollozos y súplicas,solo preguntaría a los cielos una última vez antes de reposar su espalda contra aquella fría puerta.

—"¿A que le he estado rezando todo este tiempo...?"

Y el silencio cayó en la casa de Mark,quizá no de forma permanente,pero por ahora no habría ni un solo ruido,ni el mismo viento haría su aparición.

Por otro lado,en una casa casi tan vacía como el resto del pueblo,yacía otro joven,otro que era atormentado por aquellas maldiciones. Pero él, él tenía la más mínima mención de cordura,a pesar del creciente miedo al notar el teléfono en su hogar. Alguien ya había llamado.

Y no había sido él.
Una de esas malditas cosas se le había adelantado.
Por Dios... ¿Y sí...?

Su mente vagó en el terror de haber perdido a su mejor amigo,mas,a su vez,un valor débil,tan frágil como el vidrio, nació en él,debía confirmarlo.

Si tenía algo de suerte, él seguiría vivo.
Él debía estarlo.
Mark debía estar vivo.

—"Hasta que mis propios ojos no lo noten... No creeré palabra alguna."

Murmuró para si mismo César,en la noche más oscura vista por sus apenas adultos ojos,ni la más dulce luna hizo una aparición para calmar sus temores.
Su mente iba a acabar con él en algún momento,pero no era ahora,no podía dejar que fuera ahora.

Y con la misma elegancia que caracterizó sus ropajes,saldría de la casa,en plena noche,la penumbra de la ausente luna y moribundas estrellas sobre sus hombros cubrió su silueta.

El camino se le podría haber hecho eterno caminando o corriendo,aquella distancia no tan larga era traicionera para sus adentros,su corazón dolía a la más mínima idea de que su querida compañía hubiera muerto a sus espaldas,y que su misma voz sea la culpable de esto.

César ni siquiera consideró donde estaba,solo corrió,no le importaba nada más,y en el acto más valiente de su vida,salvaría una vida,o al menos,moriría intentándolo.

Mas,Mark ni idea tenía que lo había seguido a su hogar. Encerrado ya tres días iba, preguntándose que podría hacer, miró aquella arma con terror, considerando su último recurso como una opción utilizable pronto.

Pero la existencia de un sentimiento de esperanza aún yacía en él,una ligera parte de su mente se aferraba con una fuerza inhumana a la idea de ser sacado de ahí,a pesar de que él ya estuviera tan cerca de rendirse.

Ya no reconocía las voces tras su puerta,quizá era de su padre,su madre,su hermana,su mejor amigo,o él mismo.

Su cabeza dolía,sus ojos ya no tenían lágrimas que derramar,y su cuerpo estaba adormecido, exhausto, harto.

Su voz era un hilo apenas audible,quebrada por sus llantos, compartiendo su incommensurable cansancio,en sollozos rezó,hasta que su garganta ya no soportaba el ardor.

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⏰ Última actualización: Mar 21 ⏰

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