La venganza de Nicolás Otamendi parte 2

421 6 1
                                    

—Laura, disculpa la hora —dijo Nico del otro lado de la puerta.

—¿Laura?

Atiné a cerrar la puerta, pero sus brazos lo impidieron.

—¿Cómo estás Cintia? entre todo el ruido y la multitud, creo que anoté mal tu número, por eso no te pude enviar las fotos todavía.

—Veo que lo boludo no se quitó, pese a ser campeón del mundo.

—Vos sí que no cambias más. Hoy es mi última noche en Argentina, mañana salgo para Portugal. ¿Querés ir a dar una vuelta y me contás qué fue de tu vida, que te llevó a Francia? Y si tenemos tiempo, sobre qué fue de la vida de Lucia también.

—¿Ahora?

—No, ¿mañana, en Portugal? ¿Te parece?

—Qué gracioso, me estoy muriendo de risa. No sé, estoy mojada, tengo que ducharme y cambiarme para salir.

—¿Hace dos minutos que estoy acá y ya te mojaste? —preguntó con un tono de voz coqueto. se notaba mucho que ya no estábamos rodeados de mil fanáticos y familiares, éramos solo él y yo, como cuando éramos más chicos.

— Que estúpido, ¿no vez la remera? Estaba lavando los platos y me salpiqué.

—Sí, sí, como digas. En 35 minutos paso a buscarte. Y no me hagas esperar.

Le cerré la puerta en la cara sin responder, todavía en shock por lo que estaba sucediendo: el chico al que le hacía bullying de niña estaba en mi puerta, y para colmo, era un campeón del mundo.

Me preparé con un vestido corto que acentuaba mis piernas y un maquillaje sutil pero elegante. La expectativa de su mirada al verme me mantenía nerviosa, como si el ahora fuera el que tuviera el poder.

—Estás espectacular, Cintia —dijo Nico, admirando mi look.

—Gracias. No sabía muy bien qué ponerme, si algo casual o más elegante, como no me dijiste a dónde vamos.

—¿A comer o tomar algo te parece?

—Ya comí. Son las doce de la noche, llegaste un poco tarde —le respondo molestando como de costumbre—. ¿Y bien, qué querés tomar?

—En realidad, nada. Ya festejé demasiado con los campeones del mundo en el colectivo. Todavía tengo un poco de resaca.

—Qué locura lo de la selección. Toda la ciudad está eufórica por la copa.

Noté una mirada pícara en su rostro al escucharme. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y no pude evitar morderme los labios, apresurándolo a que nos fuéramos al bar. El trayecto estuvo repleto de comentarios sobre la selección, la copa del mundo y la locura de la gente.

Al llegar al bar, la multitud me abrumó. No me molestaba el bullicio, pero mi acompañante era uno de los más solicitados en ese momento. Y no íbamos a poder hablar ni dos palabras sin ser interrumpidos por alguien pidiendo fotos y mensajes para sus familiares.

—No, Nico. Perdóname, pero yo no pienso entrar con vos ahí. Está repleto de gente; va a ser un caos. Ya viste cómo se puso la gente en el barrio.

—¿No querés compartirme un ratito?

—No seas idiota. Por mí, que te devoren.

Finalmente, no tuvimos otra opción que quedarnos en la camioneta hablando. Nico me preguntó todo sobre mi vida, y parecía realmente interesado en cada palabra. Nunca imaginé que prestaría tanta atención. Hablamos durante un largo rato, hasta que la conversación nos llevó a recordar nuestra infancia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Selección Argentina - One shot (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora