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Que aburrido es cazar. Sé que en el imaginario de todos los seres humanos los vampiros somos depredadores por excelencia, que se deleitan acorralando a su presa. Y si bien en mi corta experiencia como inmortal no he conocido a muchos de mi especie, puedo aseverar que la mayoría lo son. Peor yo no. De no ser porque el hambre se siente como una agonía insoportable, no habría salido de mi escondite esta noche. Pero mis entrañas temblaban de dolor, un dolor frío, agudo, hasta podría decir exquisito. Incomparable a cualquier dolencia que jamás he vivido como hombre.

Así que cuando la última luz del día muere, abandono mi guarida en el puerto, y me dirijo al centro de la ciudad. No sé que me impulsa a hacer esto; a abandonar las calles desoladas cerca del río donde siempre encuentro algún que otro desprevenido, por las ruidosas avenidas del centro donde los jóvenes pululan ruidosos en búsqueda de alcohol y sexo. Su juventud avasallante, casi agonizante. Se ven como yo me veo, con la diferencia de que yo ya estoy cerca de los sesenta años de edad.

Sin embargo, aquí estoy, en un bullicioso club nocturno iluminado por luces de neón y desbordante de música electrónica. A pesar de no tener dinero, he podido entrar sin dificultades. Nunca he sido muy atractivo como ser humano, a pesar de ser alto y esbelto, pero como vampiro es demasiado fácil manipular a los mortales con mis encantos. Mi cabello naturalmente negro ha adquirido un tono brillante desde que soy vampiro. Y mi piel tiene una luminosidad pálida que insista a los mortales a acariciarme. Ni hombre, ni mujeres se resisten a ese deseo.

Pero no me interesa la compañía; esta noche sólo quiero alimentarme. Quiero beber sangre joven, caliente y fresca. No quiero conformarme con las ratas del puerto o con una mordida fugaz a un transeúnte borracho y perdido. Esta noche soy capaz de matar.

El calor de los cuerpos bailando a mi alrededor me sofoca; el olor de la sangre que palpita por sus venas hace que mi hambre se torne insoportable. Me tiemblan las manos y las rodillas mientras me abro paso en la pista de baile. De pronto, siento que alguien, o algo, me está observando. Puedo sentir dos ojos de hielo como puñales en mi nuca.

Es uno de mi misma especie; es fácil detectarlo entre tanto humano. Pero cuando lo busco con mi mirada, no encuentro nada. Sólo hombres bailando y bebiendo por doquier.

Por un momento siento miedo; ¿acaso he violado alguna ley? Sé que los vampiros tienen acuerdos con respecto a dónde y cuándo cazar… y son bastante susceptibles si te encuentran cazando en su territorio. También pueden ser bastante crueles castigando a uno de los suyos, otra de las razones por la cual me mantengo aislado de mi propia especie. Tal vez este club le pertenece a algún inmortal de jerarquía y yo no debo alimentarme aquí. Siento un escalofrío que pone mi piel todavía más helada.

Pero el hambre es mucho más potente. Veo tantos hombres desbordantes de vida, de sangre caliente llenando sus cuerpos jóvenes… y no puedo resistirme. Todavía siento aquella presencia vigilándome pero no me retiro del club. Siento que si no bebo sangre pronto voy a enloquecer. No hay nada peor que la abstinencia de sangre… mil veces más fuerte que la abstinencia a cualquier narcótico. Tengo hambre, tengo sed… el deseo palpita por todo mi cuerpo empujándome hacia la locura.

Observo bien el lugar. Claramente un club gay. Supongo que aún mantengo mis preferencias de mi pasado mortal; las mujeres nunca me han causado mucho interés, pero un cuerpo duro y fornido, con anchos hombros y una quijada cuadrada… No hay ningún muchacho así esta noche; son todos demasiados jóvenes y volátiles, con sonrisas pueriles y sonrisas demasiado inofensivas. No importa, me digo a mi mismo; has venido a alimentarte no a follar.

¿Los vampiros pueden follar? En mi corto tiempo como uno ésta es la primera vez que me lo pregunto. Mi cuerpo quedará para toda la eternidad como un joven de veinticinco años, con una polla de tamaño considerable… pero, ¿puedo darle algún uso? ¿O es sólo decoración a estas alturas? ¡Que broma cruel sería esa!

Mi Amo Y Señor Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora