Después de recibir una terrible noticia, la dulce y amorosa Mitsuri se ha propuesto embarcarse en una misión de suma importancia. Para ello necesitará contar con la ayuda de sus amigas y aliadas para salvar el día de San Valentín.
Inspirado en el au...
Hola a todos. Sé que llego tarde para el día de San Valentín y que estoy tardando mucho en sacar el cuarto capítulo de Nuevos Hashiras pero es que he estado liada con muchas cosas, además que soy una lenta (que se le va a hacer).
Esta historia se desarrolla en el au de Kimetsu Gakuen y será una historia corta de dos o tres partes dependiendo de lo largo que me quede. Espero que estéis teniendo un lindo día y que disfrutéis de este fic.
Créditos a Koyoharu Gotouge, Ufotable y a los artistas Sorairo y kuze_0131.
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—Esto es inconcebible. Es horrible, una tragedia, una calamidad...
—¿No crees que estás exagerando? —cuestionó Shinobu.
La universitaria y estudiante en prácticas de bellas artes se quejó con su mejor amiga de 3º de preparatoria mientras se comía un dorayakis de fresa con ansias sobre un escritorio.
—¿Pero es que no lo ves? Las buenas tradiciones se están perdiendo —contestó con la boca llena.
—No se está perdiendo nada.
—¿Cómo que no? El amor ha muerto.
—Mitsuri, no se acerca el fin del mundo solo porque un par de chicas hayan decidido no regalar chocolates.
Este comentario hizo que terminara rápidamente su aperitivo y sacara una gráfica de debajo de la mesa que había realizado el profesor de matemáticas. Shinazugawa accedió a regañadientes por petición de su buen amigo Iguro que a su vez lo hacía por su amada. Sin embargo, teniendo en cuenta que el albino adoraba todo lo que tuviera que ver con su materia, para él no fue mucho inconveniente.
—Según las estadísticas, las chicas regalan un 15% menos de chocolate con relación a años anteriores en este instituto y no solo eso, sino que la mayoría de esos chocolates van a parar siempre a las mismas personas dejando al resto sin probar una sola onza. Yo sé que los profesores Uzui, Rengoku y Tomioka tienen cierto atractivo, pero no es justo para esas pobres almas solitarias que se van a casa con la decepción de saber qué nadie los quiere.
—No pasa nada. Kanae suele regalar a sus alumnos chocolates todos los años. Nadie se quedará sin dulces —mencionó restándole importancia.
—Pero Shinobu nee-san, Kanae nee-san está enferma. Este año no podrá hacerlo.
Ambas se dirigieron a la dueña de esa voz que se escuchaba suave pero perceptible. Kanao las observaba con sus enormes orbes púrpuras desde su asiento junto a Aoi y Nezuko.
