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El mundo no está listo para aceptar que la oscuridad es nuestra segunda luz—MissingP

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El mundo no está listo para aceptar que la oscuridad es nuestra segunda luz—MissingP.

 
El abismo es demasiado silencioso y lúgubre. Me gusta la oscuridad, pero ahora mismo me parece un tanto asfixiante. Quisiera volver a la mansión, pero mi curiosidad, la cual no sabía que fuese tan grande, me lo impide. Mis ojos no logra ver nada, literalmente todo es negro. Con algo de duda saco el móvil que me prestó Esther el mismo día que me perdí, y bajo la posibilidad de ser descubierto, enciendo la linterna de este.

La oscuridad se ilumina y me deja apreciar una sala pequeña, empolvada y vacía. Sí, no hay absolutamente nada, tampoco veo rastros de esos cuatro adolescentes. Muevo el móvil e ilumino otras partes de la casa abandonada. Este lugar se ve feo tanto por dentro como por fuera.

No había notado antes esta casa, es la única que se ve fea y deshabitada. En serio, tengo mucha curiosidad, ¿qué demonios hacen estos chicos aquí a medianoche? Espero no sea algo macabro, porque no sé cómo demonios reaccionaría a eso. A pesar de mi vida loca de adolescente que intenta vivir sin complicaciones, suelo complicarme la existencia sin siquiera darme cuenta. Es uno de mis mayores defectos. Aunque algunos de mis anteriores compañeros decían que mi ego era un defecto más, ya que con mi físico y cara no tenía razones para creerme mejor que nadie. El asunto es que nunca me creí mejor que nadie, simplemente lo era y ya. Pero ahora, ahora solo soy un chico que intenta vivir con sus pensamientos, esos que en ocasiones me hacen sentir como si no supiera quien soy, pero al mismo tiempo tengo en claro lo que pienso sobre mí, la vida, las personas y todo aquello que pueda rodear mi existencia. Soy complejo, simple y contradictorio. ¿Sé quién soy? No, porque nadie sabe quién es, solo creemos saberlo.

—Joder —mascullo cuando golpeo mi pierna con la punta de lo que parece una mesa.

Ilumino el lugar y arrugo mi nariz cuando noto que en la mesa hay extraños escritos. Sin demora paso mi mano sacudiendo el polvo que hay sobre ella, apenas lo hago noto mejor los escritos. Están, obviamente, en otro idioma, uno que no conozco de nada.

Ni siquiera intento leerlo, para mi no son letras, son jeroglíficos, aunque nunca he visto jeroglíficos antes. En fin, no entiendo que carajos está sucediendo, solo sé que estoy solo aquí, y que por alguna anómala razón, los McFloyd han desaparecido.

Saqué a relucir mis dotes de espía por nada. Pienso con la intención de salir de este lugar, además, si los Scott descubren que no estoy en casa, van a estar preocupados, y seguramente me podrán algún GPS en la cara para no perderme de nuevo.

Intento abrir la puerta, pero un gruñido me hace temblar el cuerpo entero. Giro rápidamente, apunto la linterna del móvil hacia donde viene el gruñido, pero no veo a nadie, sin embargo, otros gruñidos me vuelven a sobresaltar y juro que casi me echo lo que comí encima. Si hay algo a lo que le temo en verdad, es a cualquier animal que pueda parecerse a un maldito lobo. Y esos gruñidos, los conozco demasiado bien.

¡Corre, Erix! —gritó una voz femenina mientras yo me movía por medio de árboles altos, solo la luz de la luna impedía que me diera con alguno de los troncos—. ¡No te detengas, corre…!

Me detuve cuando la voz femenina se cortó de golpe, pero detenerme fue un error grave, demasiado grave. No puedo olvidar esos ojos brillantes, llenos de furia, hambre y descontrol.

Un aullido me saca de mis recuerdos, caigo sentado y mi móvil da contra la madera del piso, la pantalla queda hacia abajo, así que la linterna ilumina el techo, uno que no está muy alejado del piso, cuando levanto la vista la imagen de una enorme manada de lobos blancos me observa inerte, todos y cada uno de los lobos tiene ojos amarillos brillantes, y eso, eso logra que comience a temblar.

Llevó mi mano a mi brazo derecho, hago una mueca cuando siento el dolor de ese día, es como si las fauces de ese lobo estuvieran ahora mismo enterradas en mi brazo. La respiración se me torna pesada y los ojos se me llenan de lágrimas de dolor y frustración, sé que el dolor es mental, pero se siente malditamente físico.

Me encojo cuando oigo un aullido potente, parece que el lobo estuviese sufriendo tanto como yo. Al menos espero que sufra mucho más que yo. Pienso de manera inconsciente. Mi frente está sudando, creo que todo mi cuerpo está sudando ante el dolor. Pasan algunos minutos, y el dolor no desaparece, al contrario, se torna mucho más potente y juro que ya no puedo respirar correctamente.

Un gruñido se me escapa cuando el dolor se torna inaguantable. Creo que las venas de mi cuello, brazos y frente se han hinchado, no tengo que tocarlas para sentirlo. Mis ojos se sienten como si algo los estuviera quemando, mi boca arde y puedo sentir como la baba cae sin que pueda impedirlo.

Mi espalda cae contra el suelo y puedo sentir como mi anatomía se retuerce, estoy percibiendo tanto dolor que todo se siente realmente cruel. Mi mente parece que ya no me pertenecer, y cuando siento que algo se rompe en mi cuerpo pierdo la conciencia completamente.

¿Es muy cruel dejarlos así? Pues sorry.

MissingPages12.

¿Quién es Hell?©#1 LGBT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora