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— ¿Te gusto?

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— ¿Te gusto?

Sus palabras, sus jodidas palabras detuvieron mi mundo por completo. Así que eso era lo que ocultaba Kazutora, eso era por lo que se estaba comportando extraño.

Le dijo de nuestro enamoramiento.

— ¿Fue Kazutora? — Hablé firme.

— ¿Eh?

— Kazutora, ¿Kazutora te lo dijo? — Pregunté más específico.

— No. — Respondió sin dejar de verme. — Kazutora me dijo que ustedes estaban juntos.

— ¿Que el que? — Dije atónito.

— La razón por la que rompieron, ¿Fui yo? — Me ignoro.

Maldición, mataré a quien le haya dicho.

— No se de que estás hablando, Chifuyu.

— Solo responde, ¿Te gusto? — Insistió el.

Si joder, me gustas. Me gustas mucho, pero también Kazutora y no puedo escoger entre ambos... Ya que uno saldrá lastimado.

— ¿Y si es así que? — Pregunté.

El solo cerro lo ojos.

Bueno, aqui termina nuestra plática. Me volteo para salir, pero sin notarlo sus manos tiran mi cabeza para juntar sus labios a los míos.

Un beso suave, pero demandante. Justo como soñé, sus labios dulces y sus manos apoyadas en mi cuello exigiendo más, mis manos en su cesta acercándolo más no queriendo romper el beso y mantenerlo a mi lado.

— Por que a mí también me gustas.

Susurro el en medio del beso. Solo eso bastó para mandar todo a la mierda y besar sus labios con desespero, juntarlo más a mi y movernos hasta chocar con mi escritorio.

Siendo las cosas molestas lanzó todo al suelo, provocando un sonido que seguramente alertara a los chicos, pero no importaba... Nada importaba en este minuto.

Solo importaba su lengua y la mia que danzaban unidas, compitiendo por el dominio y buscando más contacto por parte del otro.

Con mi manos tomo sus rodilla y las separó para así tener mejor acceso y más comodidad. El solos me ayuda abriendo sus piernas y enredandolas en mi cadera.

Toc toc.

Malditos infelices.

— ¿Está todo bien? Escuchamos ruidos desde la sala. — Hablo la voz de Takashi.

— Esta todo bien, solo que cayó algo, vamos enseguida. — Aclaro.

Escucho sus pasos através de la puerta, se había ido. Giro mi cabeza para en la oscuridad ver el rostro de Chifuyu, un rostro sonrojado y sus ojos brillando por el deseo.

Dulce AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora