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Narco Parte 2

- Seguro son las 12 del medio dia por eso esta tan terrible este calor

- No era mejor..... venir.... en la noche .- digo arrastrando las palabras por el cansancio o la fatiga para ser precisos

- Niña estúpida! En la noche nos hubieran devorado los jaguares ¡crees que ellos te entendéran si les dices "no me comas por favor".- menciona lo último con aire de burla, Don Armando...aveces era demasiado irritante

- no soy una niña .- digo con el ceño fruncido

- Pero si eres estúpida, y yo soy mas estúpido por hacerte caso, no entiendo como me convenciste de esto ¡mudarnos de Encantó!... para ir en busca de aquel supuesto paraíso

- Escapar! Lo convencí de escapar de Encanto, maldito sea ese pueblo

- Shuuu!! Que la jóvencita Dolores te oira

- que me oiga si quiere, pero de seguro esta ocupada escuchando otro chisme por ahí. Estaba arta de esa gentuza, malditos hipocritas, creídos solo por la vela, juzgan todo lo que se mueve, ¿y por qué? "por el bien del pueblo" .- hago la voz chillona que tenía Mirabel, la Madrigal más optimista, tan optimista que no veía lo malo de su contéxto. Mi desagrado con los Madrigal no era personal, ya que era ajena a su círculo social, pero igual, ajena a ellos, segui sufriendo de su dictadura, todo debía inprescindir de ellos y nadie mas podía quitarles su papel de "Jefes" del pueblo

- Te entiendo mi niña, viste lo juzgada que fue mi Carmen en vida por no poder darme un heredero, esa gente la hizo sentir como una total maldecida por ello, yo nunca tuve problemas con tal tema lo sabes ¿pero ellos? no paraban de comentarlo hasta que todos me la repudiaron, malditos sean .- hablaba con dolor y rabia Don Armando, un padre para mi pues era huérfana y de no ser por el solo Dios sabe donde hubiera acabado.

Continuamos el viaje en carreta por la montañas, para llegar al pueblo en crecida de nada mas y nada menos que Bruno Madrigal, era increíble que el calladito hubiera hecho tal cosa como revelarse contra su familia y crear su propio pueblo.

Al principio crei que eran rumores falsos, pero la pérdida del vidente y la creciente salida de pueblerinos de Encantó no podía ser coincidencia

Tras dos horas mas de viaje llegamos donde se veía a gente militarizada, camuflados y con el rostro de pocos amigos

- Esto no me huele bien Don Armando .- murmullo preocupada por lo que veía,

Aquellos hombres que me daban desconfianza de solo verlos, parecían soldados elaborando algo a partir de aquella planta extraña, había camiones cargados de aquellos paquetes de color moztaza

- Pidamos ayuda mija .- menciónó a la vez que bajaba de la carreta y a paso firme se acercaba a los militares, mi corazón dio un vuelco al ver que todos estaban armados - Podrían ayudarnos

- Don Armando!.- grite corriendo a el, pero esto puso en alerta a aquellos soldados

- Solo buscamos ayuda.- mencionó aturdido e inocente Don Armando, lo pusieron de rodillas en un segundo y en el otro, yo estaba totalmente contra el piso, con un pie aplastando mi cabeza

Ambos fuimos llevados a tirones junto a otros que creía reconocer de Encanto, todos de rodillas con dos militares a los costados que nos apuntaban con su rifle ¿este era el paraíso? Al parecer no

Note como nos separaban a mi y a mi padre, al parecer hombres y mujeres no podían estar juntos

"________" escuche gritar mi nombre, no podía hacer nada pues, apenas intente pararme e ir al llamado de Don Armando, un golpe en el hombre me postro de nuevo