Vemos a nuestra pelirroja y su acompañante entrar al hospital con la estudiante herida. Un doctor cercano se apresuró a recibirlos, su expresión reflejaba preocupación mientras examinaba rápidamente a la chica.
—¿Qué le sucedió? —preguntó con urgencia.
Kushina, manteniendo la calma, respondió:
—Nos llamaron del Instituto Hyosan. Cuando llegamos, ya se había desmayado y sangraba demasiado.
El doctor frunció el ceño.
—¿Hace cuánto tiempo?
—Hace media hora.
El doctor asintió rápidamente y se apartó, indicándoles que la llevaran más adentro en el hospital.
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Cambio de escena.
El detective Song Jae Il y el capitán de policía Minato Namikaze estaban en una habitación oscura, interrogando al profesor Lee Byung Chan. Una cámara grababa la escena mientras el profesor, sentado en el centro, miraba sus propias manos. Minato le quitó las esposas, pero la tensión en el aire seguía siendo palpable.
Song Jae Il hojeó un expediente y habló con tono neutro:
—Usted hizo un doctorado en biología celular en Estados Unidos, trabajó como investigador en una farmacéutica y, en lugar de seguir su carrera en una universidad, decidió ser profesor en un instituto. ¿Por qué?
El profesor permaneció en silencio, sin levantar la mirada. Minato cruzó los brazos, su expresión endurecida.
Lee Byung Chan finalmente respondió con frialdad:
—Fui muy claro cuando dije que esa estudiante debía estar en cuarentena.
Minato, perdiendo la paciencia, golpeó la mesa.
—¿Y por eso la encerró en un salón?
El profesor levantó la mirada.
—Si fuera un profesor universitario, un fiscal o un periodista, me habrían ignorado de igual manera.
Song Jae Il soltó una leve risa sarcástica.
—Ah... así que la encerró porque nadie lo escuchó. Se sintió solo e incomprendido, ¿cierto?
Lee Byung Chan suspiró, su voz se volvió más sombría.
—…Lo que ustedes digan. A nadie le importa si morimos por esos desgraciados.
Minato lo señaló con un dedo acusador.
—Repudio a gente como usted. Se escudan en el sufrimiento para justificar sus crímenes.
Song Jae Il se inclinó ligeramente hacia él.
—Incluso cuando denunció la desaparición de su hijo, dijo que "el mundo se lo había tragado". ¿Acaso el mundo es una anaconda? ¡No se lo tragó! ¡Usted lo mató!
Minato siguió el hilo.
—Denunció su desaparición para no ser el principal sospechoso, ¼ierto?
El profesor bajó la cabeza, sin responder.
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Cambio de escena.
Una habitación a media luz, iluminada solo por unas velas. Lee Byung Chan hablaba frente a una cámara.
—Mi hijo está muerto —murmuró, ajustando el ángulo de la cámara.
En la pantalla, apareció la imagen de un niño postrado en una cama, conectado a un suero.

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NARUTO EN ESTAMOS MUERTOS
Terrorhola gente está historia se me ocurrió mientras veía la serie de Netflix y está historia se basará el la serie de Netflix no en el cómic y créanme q estube buscando historias de este cruse pero no ay asi q espero q les guste