Un demonio viene a verme [DekuBaku]

𝓜y Oh My

Él cobra vida cuando llega
el anochecer (cada noche)

Él solo está aquí por una cosa,
pero yo...

Arrugó inconscientemente su entrecejo al removerse entre las sábanas, su frente se encontraba /despejada/ de su flequillo pero aún así sintiéndose calurosa. Obligó a su cuerpo a sentarse en la cama luego de sentir los cálidos rayos del Sol, poco a poco sus ojos se iban acostumbrando, relajó sus hombros sintiendo su cuerpo más ligero de lo normal.

Katsuki se mantuvo quieto procesando la situación, era extraño porque... hoy más que nunca sentía dentro de sí mismo extrañes de estar solo en su habitación a diferencia de otras mañanas al despertar, pero no recuerda por qué.

De pronto su madre entró como un estruendo como la autoridad que era.

―¡Mocoso, levántate! ¡Es tarde para la escuela! ―Katsuki la mira -acostumbrado a esos sustos-, en cambio Mitsuki lo descubrió ―, ¡Ah! ¡¿Tú te comiste mis galletas de maní?! ―Tomó las envolturas vacías esparcidas por la cama de Katsuki, y salió corriendo escaleras abajo, aún se escuchaban los gritos ―. ¡Masaru, todo lo que te dije es mentira, regresa cariño!

"¿Anoche comí las galletas de mamá?" Se preguntó así mismo, claro, solo en su mente llamaba así a Mitsuki.

Sin querer perder más tiempo, decide alistarse con furia porque por primera vez en su perfecta lista de asistencia tendrá una falta en las primeras clases.

Minutos después, sale corriendo al bajarse del bus, se coló en la segunda clase del día antes que el profesor Hizashi lo notará, Kirishima ya estaba sentado al lado de su pupitre compartido.

―Hola, pelos de mierda ―saludó mientras se acomodaba y sacaba sus libros de su mochila para la clase.

―Se te pegaron las sábanas, eh Bakubro ―susurró entre risas acercándose hasta tocar codo con codo con su mejor amigo, el profesor luego de una energética presentación del tema que tocara, rayaba con gis el pizarrón ― ¿Dormiste bien ahora?

―Mis cinco horas diarias, sí.

―Bro, ¿Cómo es que sigues luciendo fresco como lechuga? ―se acercó más a la cara de su amigo, invadiendo su espacio para buscar algo que a Katsuki enfureció ―. Ah, olvídalo, tus ojeras se notan un poco a pesar de la base de maquillaje.

―¡Estoy bien carajo! ―lo apartó, un poco avergonzado por su insistencia y que notara que se aplicaba maquillaje que le robaba a su madre a escondidas ―. Iba a llegar tarde por eso no apliqué suficientemente bien el corrector, aunque la noche de ayer.., fue diferente.

―¿Diferente? ¿En qué?

Algunas imágenes muy borrosas revivían de su memoria, aquella sensación le hizo sacar los anteojos del puente de su respingada nariz para limpiarlos con su manga.