2. ¡Tengo una hermana!

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Ya pasaron 2 años y medio. Yo ya era mucho más grande de como era en mi nacimiento. Yo era un sombrero movidito, parlanchín y asustadizo. Yo era una chistera, como mis padres. Era de color blanco. Mis ojos eran rojos y mi cuerpo era de color azul.

Descubrí que mi madre se llamaba Ame y mi padre se llamaba Jin.

Villa Sombrero era un lugar increíble. Era un pequeño pueblecito, pero maravilloso. Tenía más cosas de las que me imaginaba. Lo que más me gusta es ver a los sombreritos de Primaria jugar en el recreo. Siempre me pregunté si tendría a algún amigo o amiga aquí.

En mi casa (en Villa Sombrero), mi madre se puso muy pero que muy feliz, y noté que estaba más diferente.

- Cariño, ¡vamos a tener otro hijo!
- ¿En serio? Sí con este ya tenemos suficiente. -bromeó mi padre. Qué cariñoso.
- No bromes, cielo. ¡Vamos a tener otro hijo! -exclamó mi madre, llorando de felicidad.

Los dos se pusieron a saltar de felicidad, pero tuvieron que parar pronto por el embarazo de mi madre. Después pregunté mi duda que voy a decir ahora:

- Mamá, ¿qué es un hermanito?
- Es una persona con la que vives con ella, cuidas de ella y juegas con ella. -respondió mi madre muy ilusionada.
-¿Sí? ¡Qué bien! ¡Voy a tener un hermanito! -dije feliz-. ¿Pero va a ser chico o chica?
-Todavía no lo sabemos, pero lo sabremos pronto -me respondió papá-.¿De acuerdo?
-De acuerdo, papá. ¡Yupi, voy a tener un hermanito o hermanita! -exclamé ilusionado.

Estuve nueve meses preguntando cuándo iba a tener un hermanito o hermanita y cuando iba a conocerle y a jugar con él o ella.

Un día, paseando por las calles de Villa Sombrero, a mi madre le estaba dando un patatús. Montó un espectáculo un poco grave.

-Ay, no. -exclamó mi madre, con dolor-. ¡Una ambulancia! ¡Qué alguien llame a una ambulancia!
- ¿Qué pasa, Ame? -preguntó mi padre asustado.
-Sí, ¿qué pasa, mamá? -pregunté preocupado.
-Creo que estoy a punto de tener al bebé. -respondió mi madre, con la voz tomada del dolor.

Uno de los presentes llamó al hospital para que vinieran deprisa. Y así sucedió. Aparte, nos llevaron a mi padre y a mí al hospital, ¡gratis! Supongo que será preocupante. Pero seguía sin saber qué pasaba. Al cabo de unos minutos estábamos en el hospital y al cabo de otros minutos más mi madre ya estaba en la misma habitación que la última vez (¡la mía!).

-¿Por qué estamos en el hospital, papá? -le pregunté a mi padre, extrañado.
-Porque mamá está a punto de tener a tu hermano o hermana. -me explicó papá, nervioso (como la última vez, supongo).

Estuvimos esperando muchísimo tiempo, exactamente 10 horas y media. Incluso nos fuimos a un dormitorio, a una de las camas, para descansar. Tenían preparado para mí una cuna mientras chupaba mi chupete.

Después del tiempo de antes, unos sombremédicos nos avisaron de que fuéramos. Cuando nos avisaron, estaba dormido, soñando cómo sería tener un hermano o hermana. Nos fuimos del dormitorio para volver a la sala de espera. Cuando llegamos, vi a mamá, ¡con mi hermano (o quizás era hermana)!

-¡Mi hermanito! -dije muy feliz.
-Tú hermanita. Es una sombrera. -contestó mi madre.

Mis padres se pusieron a llorar. Yo me puse a llorar también, con ellos. Y ya entendía por qué. Es por felicidad.

Los Orígenes de CappyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora