🌸 T R E S 🌸

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Miles

Aparqué mi vieja camioneta frente a la galería a la que había asistido la otra noche.

Mi amigo, el cual se había tragado todo el enfado que tenía con Leire, estaba a mi lado, esperando mi siguiente frase. Y por como me miraba, parecía que tenía un escudo protector para sacarlo en cualquier momento que empezase a hablar. Y lo comprendía.

Nunca me había visto de esta manera, tan enfadado, desesperado por lo que la chica, la cual me había entregado por completo, me había lastimado a más no poder. Hasta tal punto que me ocultó que ambos teníamos una hija en común.

Y eso último era mucho más doloroso que el que ella me abandonase sin despedirse de mí siquiera.

—¿Y tu crees que te dirán donde vive ella? —cuestionó.

No le respondí.

Solo me bajé del coche y él me siguió.

Observé la galería desde fuera y deseé con todas mis fuerzas que ella estuviese allí. Necesitaba hablar con ella, no volverme vulnerable y expresar todas las cosas que quería decirle a la cara. Solo esperaba no achicarme frente a ella después de tantos años con este rencor dentro de mí.

No había noche que no pensara en ella y vendería mi alma por borrarla de mi mente. Pero, una parte de mí, no quería... Seguía amándola después de todo. Era un amor-odio y no sabía como manejarlo. No quería sentirme así, pero Leire me rompió en mil pedazos el día que decidió irse, sin siquiera hablar conmigo. Sin decirme que ya no me amaba.

¿Y todo para qué? ¿Por qué me había hecho tanto daño? Esa era la única respuesta que quería saber y por el cual pagaría por conocer.

Y entonces, decidí responderle a mi amigo.

—No, pero espero que si me digan donde trabaja.

Y en el fondo, también esperaba que ella estuviese allí.

Los pasos de él se escuchaban detrás de mí, cuando su voz sonó por la calle.

—No deberías molestarla de esa manera.

Me paré rápidamente, y mi mal genio volvió a cobrar vida para cobrárselo a mi mejor amigo, el cual no tenía culpa de nada, solo de permanecer a mi lado en los momentos más duros de mi vida. Lo observé a los ojos, y enfadado, contesté con un tono de voz más alto de lo normal.

—No voy a molestarla... Pero necesito hablar con ella.

Juraría que él se había fijado en mi vena hinchada del cuello. Y es que estaba tan cabreado que en cualquier momento podría explotar, pero antes debía conversar con Leire, y tener una charla mutuamente.

—Deberías tranquilizarte.

Me eché el cabello hacia atrás y vociferé;

—¡No! ¿Y sabes por qué? Porque tu no sabes lo que es descubrir de un día para el otro que tenías una hija de 6 años y la cual nunca supiste de su existencia. —Decidí tranquilizarme, respirando profundamente y luego miré a mi amigo, pidiéndole perdón con la mirada—. ¿Por qué me ha hecho esto Leire? —pregunté, pero no a Daniel, sino a mí mismo.

—Tiene que haber alguna razón —contestó.

Me giré, para que no mirase mi rostro desconsolado y susurré;

—La razón fue el dinero que aceptó...

Escuché como él suspiraba fuertemente y luego continuó;

—Dudo que ella aceptase dinero. Conociendo a tus padres, seguro que le ofrecieron, pero Leire no se ve ese tipo de chica.

In The Nightfall [+18] (ACTUALIZACIONES LENTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora