El atardecer de inmensa egregia se tamiza a través de los ajimeces nogales, ajedrezados de diamantes, niquelándose en el escritorio de roble ataviado de hojarascas en sus filos, con formas alabeadas en sus zarpas; grávido en folios sistemáticos que se alzaban en pesadumbre por los cánticos armoniosos de las galernas que solapaban el despacho. Con una silla sucedánea justo atrás de ésta, postrada en el suelo blanquecino de mármol tan lustroso como el nimbo del sol flotante.
Paredes pulcras, cándidas, con cruentas hechuras de ramificaciones grisáceas azarosas que chocan entre sí. En el eje del techo asomando un llano faro tan jocoso al lado de sus excéntricos compañeros que es inevitable no notar su contrastada presencia.
En ese flemático y a la vez exiguo dominio se ubica Pannacotta Fugo, de extenuada cariz, la habitación se empantanaba del rose de la tintura con los impresos. El rumor de sus uñas soterrando uniformemente los plumones de roble que buscan sosegar su subconsciente de sus invasiones de exacerbada pasión.
Presionando sus dentinas contra su labio inferior de mermelada, el papeleo dejo de cobrar acepción en sus rojizos luceros, todo lo que contemplaba eran opacos versos; ojeando a la bruna puerta de narcisos filos, y pomo, pretendiendo no ansiar una presencia abriendo esa rejilla de azabache.
Buscando eludir todo designio de lubricidad en parpadeos fallidos, sintiendo su resuello babear su pecho ante esa impenetrable incertidumbre.
Sólo ha pasado un intervalo de unos meses contados con los dedos de una sola mano. Obrando para su nueva dirigente, Gianna, con cíclicos coqueteos en ambas partes, todo esto sin encaminar a algo apodíctico, los calipsos espejuelos que penetran como estilete, moldeando latidos vertiginosos en su faz, mantienen su consciencia atestada de rezongos deseosos.
Desde que los labios de Fugo incidieron en el dorso de su mano de franela todo ha ido escalando de manera súbita: empezando con minúsculos roces hasta el estado actual. Sólo esperaba desasosegado a algo más significativo.
Visualizando sus muebles aledaños, una librería de altivo ser a su derecha, y a su izquierda una mesa sosteniendo ramos de flores extravagantes dando espaldas al ajimez más allegado a él; tratando de ver hasta el más ínfimo detalle para calmar sus inquietudes, sólo entronizando más a estas. En unos instantes cayó en cuenta sobre la condición de sus escritos... ¿ya está ultimado...?
No captó aquel estado en su disforme brete, hurgaba sus filamentos nevados mientras rítmicamente chocaba el bolígrafo en el leño, registrando todo el lapso que sucedió para buscar una respuesta, implicaba que sólo estaba delineando borrones discoidales en vez de seguir con su trabajo con normalidad, no es que le fatigará de todas formas; al sacarse la idea de la mente trató de escrutar su oficina una vez más para ver si esta vez daba frutos.
Una... y otra... y otra vez... al no ver resultado alguno postró sus codos sobre el polvoso escritorio, posando las yemas de sus dedos bajo su parpado inferior, tensando sus lagrimales; soltando un álgido ventisquero, corcovando su lumbago en el acto. Escurriéndose de sus mejillas hasta los papeles, traveseando sus dedales en esos folios arbitrariamente tratando de matar esa frustración.
Parecía que todo denuedo era carbonizado en sus encolerizados intentos.
Su confidente es la afonía que anegó esta estancia con su advenimiento pelágico, totalmente lacerante, era la usanza de este tipo de días, las semanas anteriores, ídem; su mente estaba plenamente extrapolada de todo índole de pensamiento, todo aquello era desairado en centésimas. No había antro en su subconsciente que diera una emoción sagaz para amainar su anarquía incorpórea.
Silbando canciones en su mente, casi llegando a contar ovejas, Fugo no percibía todo el tiempo que había pasado desde ese lejano 2 de abril de 2001, memorias tan deshilvanadas posteriormente de ese evento que solo saturaba su mente de consternación.
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Passione Rossastra【FuGio】
FanficUna complexión escultural que exuda deseos vehementes de intenso placer. Gozos ahogados al igual que agotados por su divinidad casi ilusoria; Gianna ha estado asediando la psique de Fugo en sinfónicos murmullos tersos tal follaje de rosal. La tensió...