Estás confundido, yo te amo.
"Está bien. Toma un momento para pensar en ti, yo estaré aquí. Por mientras, ¿no te gustaría un poco de café?"
Todavía un vagabundo de pies cansados, de estomago hambriento, de mente cortada. Hanemiya pateaba una piedra por todo su camino de figuras paranormales, la tercera noche le había caído encima, el récord de horas que llevaba sin comer hizo que se sintiera victorioso, al menos en algo estaba siendo "bueno", en matar sus necesidades básicas.
Entró a una tienda solo para ocupar el baño público, en el lavamanos remojó su rostro varias veces para quitarse lagañas y algo de mugre. Deseó tener una liga para amarrarse el cabello, lo tenía muy enredado, así que con agua trató de arreglarse, no es como si alguien conocido lo fuera a interceptar en la calle, supuso, pero se sentía muy observado al caminar.
¿Sabrían que él era un viajero?, no de esos comunes con mochila al hombro, no de aquellos que llevan boletos en el bolsillo para aventuras improvisadas, él les superaba. Estaba de viaje en una segunda vida, donde otra versión de sí mismo cumplía metas.
En un sueño simulado, en una realidad alterna, en algo semejante. Siendo parte del movimiento, de la importancia de tener esperanzas.
Pero la parte mala, la cutre, era que él era un personaje con un albedrío controlado. Quien jugara con él debía estar divirtiéndose en su habitación por hacerlo recorrer en el mismo mapa dimensional. Los días se sentían cortos, cuando reflexionaba entonces parecían extender la duración; en una de sus contadas tardes intentó correr con todas sus energías para ver si abría alguna brecha del tiempo y se devolvía a otro lugar menos estresante.
—¿A dónde voy?
El trío de preguntas seguía haciendo ritual en su materia gris. Cuestiones existenciales que al salir del baño siguió arrastrando, y al darse cuenta de la boutique llena de ropa atractiva, mató el tiempo observando entre ganchos en lo que la Luna pintaba el cielo de azul oscuro y regaba visiones de las estrellas.
—¿Buscaba algo en especial?—se oyó una voz detrás suyo, una masculina que sonaba cantarina y burlesca.
—No gracias, solo estoy viendo— ignoró el tono pese a que no le desagradó totalmente. No quería interactuar con más desconocidos.
—Mejor déjeme ayudarlo—escucharlo por segunda vez lo estremeció. Los vellos de los brazos se erizaron, sintió cosquillas en la columna, de pronto esa voz traía de vuelta momentos nostálgicos. Fue un tono puro, irrepetible— Este conjunto se te vería bien— le asustó de sobremanera la familiaridad del trato. En su mayoría cualquier vendedor se iba por una comunicación más formal.
Miró sobre su hombro al sujeto que no se apartaba de ahí, por segundos creyó que tendría que prepararse para pelear. ¿Qué sería?, ¿Algún policía encubierto listo para arrestarlo por estar loco?
—¿Pero por qué me miras así, hombre?— subió la mano para disimular su risa, fracasando en su afán— ¿Qué te pasa Kazutora?, te haces como si no me conocieras— apoyó una mano en el hombro del adulto anonadado— Me da gusto verte, hace un buen tiempo que no venías por aquí.
Hanemiya quiso hacerse en los pantalones aunque la vejiga la tenía desinflamada y sin líquidos, con intensidad quiso rascarse los ojos, pulirlos, para que así diera una vista más detallada, estaba yéndose por bordes brutales que levantarían la sospecha de hasta el más despistado. Para él, esa persona había fallecido hace unos años, en sus recuerdos era así.
Manjiro Sano se encargó de desaparecerlo meses antes de la masacre en la que Kisaki Tetta disparó contra Chifuyu Matsuno.
—¿Mitsuya?— susurró, la voz desaparecía. Sus hombros cayeron rendidos, al igual que su mandíbula que se quedó en el intento de recomponerse.
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Impostor | Kazufuyu
FanfictionPor azares perversos de la vida Kazutora tiene que enfrentarse a sí mismo, literalmente, con el objetivo de salvar a su familia de otra identidad viajera y asesina. El viaje entre líneas del tiempo ha tomado otra dirección al haber puesto a Kazutora...