𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄

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—Myoui Mina... ¿donde estas? —preguntó su amiga, Tzuyu, preocupada. —Ya faltó las dos clases.

—Tranquila Tzuyu, seguro se fue con... la chica sexy. —levantó sus cejas. Tzuyu quiso golpearse así misma en ese instante.

[...]

—No grites. —ordenó Nayeon entre risas, sintiendo como Mina se aferraba con miedo a su cintura.

—¿QUÉ NO GRITE? ¡NO SABES CONDUCIR!

—Shh, calla. —dijo, y para molestar a la rubia giró un poco la moto haciendo que Myoui vuelva a gritar.

—¡bajame! ¡BÁJAME!

Gritó, mirando el retrovisor donde Nayeon se encontraba riendo.

—Tranquila, ya llegamos. —dice una vez que ambas ven un pequeño árbol.

—¿me trajiste a un campo?

—Si, pero no es un campo cualquiera.

—¿Venias de pequeña aquí?

—Algo así... —sonrió y tomó la mano de Mina. La guió hasta abajo de árbol donde ambas tomaron asiento, aún con las manos entrelazadas. —Escucha esto.

De la mochila de Nayeon salió un pequeño equipo de música. Lo conectó a su teléfono y comenzó a reproducir una hermosa melodía.

Ordinary World.

Nayeon se quedó mirándola fijamente, sonriendo, hasta que la rubia por fin dijo algo.

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Me gusta el aire libre, y le gustas tú. ¿Por qué no juntar las dos que más me gustan?

Mina con un sonrojo, simplemente levantó sus hombros y dejó reposar su cabeza por el árbol.

—Aunque no lo creas, Minari, eres la primera persona que de la que me enamoro, lo sigo en serio. —la miró.— Y no eres mi primer amor, pero eres la única persona que viene 3n mi mente cuando me preguntan sobre algo relacionado a esto. Eres todo lo que puedo pedir, ¿sabes? Y escaparte una tarde casi noche, es todo lo que necesito... te necesito a ti.

—¿Por qué? —dijo, después de varios segundos de silencio.

—¿Por qué? ¿Qué?

—¿Qué ves en mí? No tengo casi nada en especial... aparte que te he tratado mal varias veces, y rechazado también. —cerró sus ojos disfrutando de la dulce melodía.

—Si tan solo vieras como yo lo hago, cambiarías de perspectiva en un segundo.

Suspiró. Nayeon se levantó y la tomó de la muñeca obligándome a levantarse.

—Baila conmigo, ¿si? —colocó sus brazos alrededor de Mina, mientras que ella lo hacía pero alrededor de su cuello. —bésame cuando sea el coro.

—¿cuando es el coro? —rió.

—Mejor te beso yo.

Y al son de la música comenzaron a balancearse de un lado para otro, mirándose a los ojos como si su vida dependiera de llo. No existía nadie más que ellas dos.

Dos almas enamoradas.

Mina arrugó su nariz al presentir que el coro se acercaba.

Nayeon no sabía.

Y ambas juntaron sus labios en un amoroso beso.

Un beso que ambas deseaban que dure para toda la eternidad.

Delivery of 𝘒𝘪𝘴𝘴𝘦𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora