Estación

36 2 0
                                    

Llego como otras veces, con paso apresurado, a la estación del tren, a pesar de que no llevo prisa alguna. La costumbre. Miro alrededor observando cada detalle y de repente, sonrío. Ya no es un trabajo, un encargo, una misión.

Respiro profundo y avanzo con paso mas lento. Es dificil acostumbrarse a viajar sin otro propósito que el descanso.


Ingreso al área de venta de boletos y tomo mi lugar en una de las filas laterales. Otro hábito.


Abro mi abrigo y busco en mi bolsa izquierda interna la billetera que me regalaste. No dejo de pensarte. Me emociona tu recuerdo.


Te conocí apenas hace un año. A mis cincuenta no tenía la más remota idea de que me enamoraría así. Todas mis relaciones no eran sino un pasatiempo temporal por la mística de mi trabajo. Sin embargo tú eres diferente.


Ensimismado en mis pensamientos llego a la ventanilla y pido un lugar exclusivo en el tren. Que valga la pena el esfuerzo de tantos años de trabajo continuo. Le doy el dinero al cajero y me entrega mi boleto. Le agradezco con una sonrisa y me retiro hacia los andenes.


Observo a ambos lados de la estación y noto que todo es normal. Sigo actuando como lo que soy. O quiero dejar de ser.


El último trabajo que realicé era un tipo del gobierno de un país sudamericano hace tres meses. Me prometí que sería el último. Tengo el dinero suficiente para retirarme tranquilo.


Abordo el tren y me dirijo al lugar indicado en el boleto. 1:45 a.m. Estoy lo suficientemente cansado para seguir despierto. El vuelo de 10 horas me dejó exhausto.


De repente, recuerdo que mi celular está apagado. Rápidamente lo saco del interior de mi bolsa del pantalón y lo enciendo. Dos llamadas tuyas. Intento marcarte, pero en ese instante, al salir de la estación, el tren pasa por un tunel y no tiene señal. Maldigo en voz baja. Salimos del tunel e intento marcar. Ahora tú no tienes señal. Te mando un mensaje, avisando que me encuentro bien y de mi arribo exitoso.


Ya empiezo a extrañarte.


Es curioso como el destino cruzó nuestros caminos, que parecen tan diferentes. Tú, abogada exitosa de una firma reconocida en Nueva York; y yo, asesino a sueldo, exitoso, si es que se puede decir, viajando por el mundo.


Parece que fué ayer cuando te ví por primera vez. Tu hermoso cabello ondulado que llegaba a la cintura. Tus ojos café oscuro. Tu sonrisa perfecta. Tu mirada, que aun no me acostumbro a ella y que me hace estremecer. Nadie había eclipsado mi mirada. Solo tú.


Llega una señorita ofreciéndome algo de beber. Le pido un vodka con un solo hielo. El frío es impresionante en este lugar, aunque en el vagón ya no lo es. La climatización es excelente. Bebo de un solo trago y pido que me sirvan otro.

Falta una hora aproximadamente para llegar al resort de lujo que reservé para ambos. Me emociona todo esto. Es como una luna de miel.


Espero que haga buen tiempo mañana que salga tu avión de Nueva York. Ya quiero verte. Tu trabajo impidió que volaramos juntos. Estaría dispuesto a ir por tí, pero preferiste que no. La distancia entre México y Nueva York es grande.


Llego al hotel después de cuatro vodkas. El mareo me impide levantarme de un solo golpe. Espero paciente y lo hago lentamente. La falta de costumbre del alcohol en mi organismo hace estragos. Salgo del tren y me enfilo a la entrada. Hay varios taxis estacionados y abordo el primero. Se nota que no es temporada vacacional. Le indico la dirección y partimos hacia el hotel. Cae la nieve de forma constante. En quince minutos me encuentro en la recepción y digo mi nombre al joven que se encuentra en el mostrador. Me sonrie y me da mi llave. Dejo mis maletas y pregunto por el elevador.


Llego al último piso y me muestran el lugar: fascinante. Una vista espectacular hacia las montañas nevadas. La suite es hermosa y cálida con su chimenea en la estancia. Le doy propina al joven que llevó mi equipaje y le encargo una botella de vino tinto.


Recorro lentamente el lugar. Llego a la recámara y me tumbo en la cama con un solo pensamiento: tú.



INVIERNOHistoria de amor de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora