1.Soledad. Prueba.

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2 años antes...


—Y yo Louis Tomlinson te desposo. —Tomó el anillo de la alianza y lo colocó en el largo y delgado dedo del muchachito, cuyos ojos brillaban con emoción, digo era el día de su boda, y más con un hombre que podía darle mucho amor y protección.


—Por el poder del estado de Los Ángeles y en favor de la igualdad, yo los declaro esposos, Louis, puedes besar a tu esposo. —El castaño no quería hacerlo, estaba obligado a todo eso, pero debía de hacerlo, así que rápidamente tomó las pálidas mejillas del chico y le dio un beso en la comisura de sus labios, sonrojando al rizado, un asqueroso horror para Louis, lo mejor para Harry. Nadie veía más que la felicidad de uno de los novios, y la fingida de otro. Pero aquello no importaba para la madre de Louis, que le importaba que las empresas Styles, la número uno en ventas de vinos pasaría a las manos de su hijo, ya que el sumiso muchacho de ojos verdes acepto llevar el apellido Tomlinson y con eso bastaría para que tanto como la empresa y el dinero serían suyos. Según lo que decía el testamento del padre del muchacho, si el chico se casaba, la fortuna y todo lo relacionado a las empresas pasaría automáticamente a las manos del niño y por consecuente a las de su hijo y luego a las suyas, sería la mujer más poderosa y con dinero.


La fiesta de bodas cesó para los novios, quienes debían tomar un vuelo a la famosa "luna de miel", solo que uno de ellos no quería ir. Louis le enviaba mensajes a quien era la persona de la cual tenía su corazón.


—Amm, Louis... —La vocecilla del que ahora era su esposo llegó a sus oídos, interrumpiendo su mundo de ensoñación, enfureciendo a Louis de sobre manera.


—¿Qué quieres mocoso? —Preguntó con un humor nada bueno.


—¿Podrías dejar el teléfono por un momento? Llevó mas de quince minutos hablando acerca del hotel al que vamos y no me prestas atención. —Louis lo tomó con fuerza del brazo, provocando un chillido de dolor por la fuerza que ejerció el otro hombre.


—Me importa una mierda lo que digas, ahora déjame con mis asuntos. —Harry quería llorar, no precisamente de felicidad como cualquier otra persona normal. El tiempo que transcurrió hasta el aeropuerto fue en absoluto silencio, solo una que otra risa de parte del castaño y absoluto silencio por parte del rizado. Tiempo atrás, Harry se había cambiado el traje por una ropa un poco más cómoda. Louis en cambio, traía el traje, solo le había quitado el molesto ramillo que llevaba en un lado y el moño y se desabotonó los primeros dos botones, dándole un aire más atractivo, cosa que no paso desapercibida para el rizado, que no dejaba de verlo y eso molesto más al castaño de ojos azules. —¿Quieres dejar de verme? No me gusta que tu me veas. —Harry solo movió su vista, adentrándose en el aeropuerto primero, alejándose de la vista del castaño, este no le dio importancia, quedaba como una hora para que el vuelo saliera, sin embargo su madre le dio una gran advertencia, no debía alejar tanto a Harry de su vista, porque a pesar de ser hombre, era joven y muy lindo, logrando llamar la atención tanto de mujeres como de hombres, y cualquiera podía llevarse al rizado porque según ella era muy ingenuo e idiota. Y pasó exactamente eso, Harry charlaba animada mente con alguien, y por el traje, Louis deducía que el tipo era mayor, algo más llamó su atención, el hombre acariciaba la estrecha cintura del de ojos verdes, y este no se lo impedía, "que zorra" fue el primer pensamiento del castaño, hasta que se encontró frente al sujeto, nada más ni nada menos que Nick Grimshaw, su peor enemigo desde tiempos inmemorables. —Grimmy.

Recuperando al amor de mi vida. -LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora