En todo el mundo existen lugares donde se respira la muerte, casas, lugares abandonados, psiquiátricos.
Sin embargo hay uno en específico donde al menos una vez todos hemos estado.Los hospitales.
Lugares fríos igual que una morgue, que en pocas ocasiones pueden llegar a ser cálidos.
La mayoría de las personas sabe que si sales vivo de ahí es porque en verdad tuviste mucha suerte.
Y los que no salen vivos entonces recibirán su condena de acuerdo a las acciones que cometieron durante su vida.Yeonjun amaba hacer eso, cobrar todo lo que les había prestado a aquellos mortales que se dejaron llevar por la avaricia o la necesidad.
Amaba caminar por los fríos pasillos y respirar los últimos alientos de personas inocentes.Esos eran los más deliciosos.
Su traje perfectamente liso, sus zapatos negros y su cabello negro como el carbón lo hacía ver como un hombre de negocios.
Y técnicamente lo era.
Agregando el hecho de Choi Yeonjun era hijo de uno de los príncipes del infierno.
Le encantaba ser un demonio, podía jugar con las vidas de las personas, podía usarlas y ellas tendrían la obligación de aceptar.
Busco por los pasillos a una de sus víctimas, un anciano al que le había dado una gran fortuna, el viejo estaba podrido en dinero, pero por supuesto, la juventud no es para siempre y la salud tampoco.
Sus pulmones comenzaron a fallar desde hace unos meses y finalmente había llegado su hora.Siguió caminando hasta que se encontró con unos ojos preocupados y cansados pero que por alguna razón tenían un brillo precioso.
Se acercó sigilosamente para escuchar lo que hablaba con el doctor, entonces sonrió
—Lo siento, Minjeong no está respondiendo al tratamiento, si sigue así —el hombre mayor suspiro —No podremos hacer más por ella.
El castaño comenzó a llorar, los últimos meses habían sido difíciles, le debía al banco y a su jefe.
—Pero compre las medicinas que me dijo, hemos estado siguiendo todas las recomendaciones — Beomgyu estaba asustado, tan solo era un niño tratando de ser adulto.
—Podríamos subir la dosis del medicamento, pero al ser una niña de 3 años sería bastante riesgoso, podría perder la vida. — El doctor acaricio suavemente la espalda del menor. —Por lo mientras esperemos los resultados, tal vez podrían funcionar en unas horas.
—De acuerdo, gracias doctor Kim — Beomgyu se sentó en la sala de espera mientras lo miraba irse.
Todas las noches pedía por un milagro, que su hermana mejorara y tal vez llevar una vida normal.
Pero todo estaba resultando en su contra y sinceramente se le estaban acabando las opciones, pensó en aplicar para más trabajos pero al ser menor de edad tenía muy pocas posibilidades.
Quería llorar por lo injusta que era su vida, quería ir a la tumba de su madre y reclamarle por dejarle una gran responsabilidad.
Tenía miedo de perder a su pequeña hermana, no quería quedarse solo, no de nuevo.
Suspiro y se dejó caer sobre la fría silla, aquella en la que había dormido más de la mitad del año.
Estaba por quedarse dormido hasta que su teléfono comenzó a vibrar. Enseguida abrió los ojos y miro su celular.
Era Huening Kai, su único amigo, era un lindo rubio que trabajaba junto a él en una cafetería, a pesar de ser su unico trabajo, siempre estaba vestido con buenas marcas y vivía en una buena zona.
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Devil Doesn't Bargain
Fanfiction¿Alguna vez has pensado en hacer un trato con un ser sobrenatural con tal de cambiar tu situación actual? Min Beomgyu jamás había pensado en eso, en realidad no pertenecía a ninguna religión. A sus 18 años tenía 3 trabajos diferentes para solventar...